No menos religiosas y bastante más teológicas son las del ciclo de “Torquemada”, en particular la última, “Torquemada y San Pedro”. En “Torquemada en la hoguera”, la primera, Galdós echa los cimientos para la gran edificación narrativa. En ella encontramos personajes y escenarios de otras novelas que configuran el abigarrado y característico “mundo de Galdós”.
En la segunda, “Torquemada en la Cruz”, Galdós se nos muestra en todo su esplendor, como el gran creador de lenguaje que todavía algunos se obstinan en no reconocer, además de como el ingente retratista de toda la escala social. Desde la vieja basurera cuyo vocabulario ha desaparecido, pasando por el refitolero lenguaje de Doña Lupe o el más oficial de su amigo José Donoso (ejemplo de esa clase media en ascenso que conforma el tegumento social recreado por don Benito), hasta llegar a la alta sociedad madrileña, representada por los del Águila (aristócratas tronados con los que emparentará Torquemada al casarse con una de las hermanas) y sus fórmulas corteses que desconciertan al viejo avaro ennoblecido que nunca llegará a dominarlas.
La tercera, “Torquemada en el Purgatorio”, empieza de manera totalmente cervantina. Galdós finge basarse en crónicas reales y cita diferentes obras contemporáneas en las que se puede rastrear la historia de Torquemada. Torquemada se ha convertido ya en un prócer financiero, y se dedica a negocios de altos vuelos y a la Bolsa (se dice que uno de los modelos de Torquemada era Lázaro Galdeano). El casting de personajes se complica terriblemente por la amplitud que va adquiriendo la nueva vida de Torquemada. Ya no es sólo José Donoso, es el marqués de Taramundi, es un agente de Bolsa, son señoras y señores de la alta sociedad, unos ya conocidos de los lectores de Galdós, otros que aparecen aquí por primera vez, un mundo abigarrado y pobladísimo.
"Torquemada y San Pedro" es la cuarta y última entrega. Aquí el escenario se simplifica, hasta casi parecer teatral. Torquemada, tras la muerte de su mujer, está más amargado que nunca. En la casa aparece un importantísimo personaje, el padre Pedro Gamborena, apodado “San Pedro” o el padrito. Es el antiguo capellán de la familia del Águila, que se marchó a las misiones y que se ha ganado la voluntad de todos los habitantes de la casa, incluido Torquemada, desconcertado por su elocuencia. La segunda y tercera parte de la novela trata precisamente de la descomunal batalla por la salvación del alma de Torquemada, ya muy enfermo. Las conversaciones con Gamborena, no tienen desperdicio. El padre se desespera porque no consigue inculcarle la gratuidad de la salvación.
Torquemada no comprende que no haya posibilidad alguna de trato con las altas potencias celestiales. Pero si el materialismo de Torquemada es recalcitrante, también lo es el furor misionero. Tras un singular combate con el demonio (personificado en la tenaz obstinación del usurero en considerar la batalla como una negociación), Torquemada muere pronunciando la palabra “conversión”. Pero al padre Gamborena le queda la duda de si se trata de la de su alma o la de la Deuda.
Silva de varia lección: Libros (03/08/2000) Galdós III: Torquemada
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Publicado por: shwfsnpjw | 16/01/14 en 14:03