Y que no incluí en mi crónica de Libertad Digital (Dos nombres para una misma infamia). Sobre la presentación del libro de Georges Bensoussan, en el Círculo de Bellas Artes, Historia de la Shoah, editorial Anthropos, en traducción (francamente mejorable) de Juan Carlos Moreno Romo. Los presentadores, ni fu ni fa. Mercedes Rico pronunció un discurso previsible, lleno de buena voluntad, del que no conservo el menor recuerdo y algo parecido me pasa con lo que dijeron Reyes Mate y Diego Carcedo, los dos presentadores del libro propiamente dicho. Por algo será. Sin embargo, el autor estuvo inmenso, realmente inspirado. Empezó haciendo historia de los precedentes de ese proceso de deshumanización que desembocó en el Holocausto: la Primera Guerra Mundial. Ahí hubo un cambio cualitativo en el concepto de guerra; con los bombardeos indiscriminados y la muerte masiva se pulverizaron los principios del combate con honor. Alemania, el país responsable del desastre, no tuvo conciencia de haber sido derrotado; de hecho el armisticio no se firmó en su territorio; la misma fecha en que se hizo, el 9 de noviembre, quedó preñada de simbolismo para los alemanes de forma que muchos de los actos nazis, como la noche de los cristales rotos y la decisión de la solución final, sucedieron un 9 de noviembre. Una vez tomada esa decisión, el proceso de destrucción de los judíos europeos, que ya se había iniciado en 1939, fue rápido; duró 18 meses y no llegó a acabar con la totalidad de los judíos del mundo entero porque perdieron la guerra. Cuando se habla del Holocausto (él prefiere el término Shoah) hay que entender única y exclusivamente el exterminio judío. No hay que confundirlo con las víctimas de los campos de concentración. Por ejemplo (son palabras de Bensoussan) los republicanos españoles no son víctimas del Holocausto, sino de la guerra y no hay que mezclar víctimas, no hay que meterlas en el mismo saco. La Shoah tampoco se puede equiparar a otros genocidios; por ejemplo el de los armenios; los turcos no los persiguieron más allá de su territorio, mientras que los nazis fueron hasta Grecia a buscar a sus víctimas. No querían expulsar a los judíos, querían exterminarlos. ¿Cómo explicar que un hecho tan brutal proviniera de una civilización tan refinada? Porque Alemania estaba en realidad muy atrasada. No hubo Ilustración; ese “arcaísmo”, unido a un progreso técnico y científico inusitado dio por resultado una deshumanización total. La raíz de ese acontecimiento sin precedentes es, pues, ideológica y los asesinos se movían por una mezcla de delirio, iluminismo y milenarismo. Tampoco se puede equiparar el Holocausto a los crímenes del Gulag ni a los crímenes del comunismo en general; además, se puede ver a muchos comunistas arrepentidos por ahí, pero nazis, no; el mundo ex comunista se puede reconstruir, pero el mundo que destruyó la Shoah no se podrá reconstruir jamás. Sin embargo, las comparaciones son buenas, porque así destacan más las diferencias; quien se niega a comparar, comenta Bensoussan, favorece la trivialización. Por ejemplo, cuando se comparan las matanzas de indios por parte de los españoles con el Holocausto se ve que no es lo mismo; para empezar porque los Reyes católicos nunca dieron la orden de matar a los indios, es más, cuando se enteraron de ciertos desmanes, se opusieron vivamente (insisto para que no haya confusión: son palabras del autor del libro, no mías, aunque aprovecho para decir que estoy de acuerdo). Para establecer bien la diferencia entre campo de concentración y exterminio, téngase en cuenta que 1.300.000 judíos fueron asesinados fuera de los campos. Conclusión: la Shoah es un hecho histórico, y hay que estudiarlo como tal; aunque eso sí, un hecho histórico sin precedentes que ha contribuido de manera especial a que recordemos el siglo XX como el peor de los siglos de la historia de la humanidad. Al menos por ahora (esto lo digo yo).
LA PERCECUCION DE LOS JUDIOS Y EL INICIO FINAL
La persecución y segregación de los judíos fue llevada a cabo en varias
etapas. Después que el partido nazi llegó al poder, el racismo impuesto
por el estado resultó en legislación antisemita, boicots,
“arianización”, y los pogroms de Kristallnacht, que se dirigían a aislar
sistemáticamente los judíos de la sociedad alemana y forzarlos a salir
de Alemania.
Solamente dos
nacionalsocialistas tuvieron el “honor” de compartir silla con Hitler en
el gobierno. Ambos gozaban de posiciones claves, como ministros del
Interior del Imperio y de Prusia, respectivamente. De este modo, los
nazis pudieron por medio de sus propios decretos y un grupo de ayuda
policial, aterrorizar a los enemigos y miembros de la oposición e ir
destituyéndolos poco a poco de su poder.
Tras el sospechoso
incendio del Reichstag (edificio y sede actual del Parlamento Alemán),
los nacionalsocialistas promulgaron un decreto que derogaba los derechos
fundamentales. Los nacionalsocialistas condenaron como culpables a los
comunistas y socialdemócratas. Acto seguido, funcionarios de ambos
partidos fueron perseguidos y detenidos.
1935: se promulgan las “Leyes de Núremberg”, en la ciudad de Núremberg.
Estas leyes privaban a los judíos de los derechos mínimos y los
desposeían del derecho civil. La leyes definían a los miembros de la
población judía como “Judío completo” (Volljude) o “Medio judío”
(Halbjude). Se prohibió el casamiento entre judíos y descendientes de la
raza aria.
1938: tras la anexión
de Austria por parte de Alemania, el antisemitismo nacionalsocialista
cobró una nueva dimensión. Los nazis difundieron enseguida sus ideales
en el país hermano, donde forzaron la expulsión y emigración del pueblo
judío. Adolf Eichmann fue el responsable del organismo central para la
migración de los judíos.
Verano de 1938: en
Berlín se marcaron todas las tiendas de propietarios judíos y fueron
detenidos muchos de ellos de forma arbitraria dentro de una acción que
los nazis llamaron “contra los asociales y criminales”.
1938: Durante la noche del 8 al 9 de noviembre, los nacionalsocialistas
llevaron a cabo un levantamiento contra los judíos en el que mataron a
cerca de cien, incendiaron cientos de sinagogas y demolieron miles de
tiendas y pisos de propietarios judíos. el partido nazi legalizó la arización de la economía y eliminó con este
fin a los judíos de la actividad económica del país. Se prohibieron todo
tipo de oficios comerciales y el capital judío fue confiscado. También
se les impidió el acceso a la vida cultural. Se les prohibió la entrada
al cine, a los teatros, las bibliotecas, los museos y los balnearios.
Al inicio de la guerra, tras invadir Polonia, los alemanes se
encuentran con más de tres millones de judíos en Polonia. Éstos son
obligados a vivir en guettos, en condiciones espantosas y son utilizados
como mano de obra esclava en la producción para la guerra.
Tristemente célebres serán los guettos de Varsovia o Cracovia. El
maltrato es constante y algunos judíos mueren de penalidades en Campos
de concentración
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en setiembre
de 1939 sólo quedaba la mitad del medio millón de judíos que habitaban
el país en 1933, la mayoría de ellos personas mayores. La mayor parte
de las organizaciones judías de Alemania fueron clausuradas después de
la Noche de los Cristales de tal modo que la infraestructura
comunitaria, social y cultural que contribuyó a la supervivencia de los
judíos fue prácticamente liquidada. Los judíos alemanes se vieron
reducidos a la miseria y muchos tuvieron que abandonar sus hogares y
concentrarse en “casas de judíos.” Ya en 1940 fueron expulsados miles
de judíos alemanes a Polonia y Francia. En setiembre de 1941 se impuso
la obligación de usar el distintivo de la Estrella de David amarilla, y
comenzó la deportación a los guetos
y los campos de muerte del Este. Al finalizar la guerra sobrevivieron
34.000 judíos alemanes en el ámbito del dominio nazi durante la guerra.
La Segunda Guerra Mundial agravó la situación y condiciones de vida de
los judíos y otros grupos sociales como gitanos, homosexuales y enfermos
o incapacitados físicos o mentales. Todos ellos fueron objeto de
persecución por parte del partido nazi y fueron explotados con trabajos
forzosos, torturados y asesinados.
Después de la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941,
Einsatzgruppen (equipos móviles de matanza) empezaron operaciones de
matanza dirigidas a comunidades enteras de judíos. Las SS, la guardia
exclusiva del estado nazi, pronto vieron los métodos de los equipos
móviles — predominantemente fusilamientos o camiones de gas — como
ineficientes y psicológicamente difíciles para los ejecutantes. El 31 de
julio de 1941, Hermann Goering autorizó a Reinhard Heydrich a preparar y
ejecutar “una solución completa del problema judío”.
Durante los años en que los teóricos del nazismo prepararon la irresistible ascensión de Adolf Hitler,
se fue perfilando una idea que pronto tendría amplia aceptación en las
masas más fanáticas del pueblo alemán: la idea de que los judíos
pertenecían a una raza inferior que debía ser extirpada de la faz de la
tierra.
El 30 de enero de 1939, fecha en que se celebraba el sexto aniversario
de la ascensión del Führer al poder, éste proclamó ante el Parlamento la
siguiente profecía: “Si el judaísmo internacional (..) consigue
comprometer a las naciones en otra guerra, el resultado no será un mundo
bolchevique ni tampoco significará una victoria para el judaísmo; será
el fin de los judíos en Europa”.
Desde que las leyes de Nuremberg habían decretado discriminaciones de
todo tipo contra los judíos de Alemania, el 15 de septiembre de 1935,
éstos se vieron poco a poco despojados de todos sus derechos como
ciudadanos, tanto en la escuela y en el trabajo, como en las sinagogas y
en la calle.
“Así como la seta no puede penetrar en la madera hasta que ésta no se ha
podrido, así el judío pudo introducirse a escondidas entre el pueblo
alemán y traer el desastre sólo cuando la nación alemana, debilitada por
la pérdida de sangre en la Guerra de los Treinta Años, empezó a
pudrirse por dentro”, había dicho el juez supremo del Partido, Walter
Buch, facultado para ocuparse de los casos de corrupción y de calumnia
dentro del partido nacionalsocialista.
Buch había escrito que las manos eran libres cuando se desencadenó el
paroxismo de la persecución antisemita en la noche del 9 al 10 de
noviembre de 1938, conocida como la famosa “noche de cristal”. A partir
de esta fecha, el Gobierno nazi se entregó a un inmenso progrom en toda
Alemania y empezaron las deportaciones en masa a Sachsenhausen,
Buchewald y Dachau.
Estos campos nazis fueron creados exclusivamente para el asesinato en masa de
judíos. De hecho, más de tres millones de judíos fueron
asesinados en los campos de exterminio, mediante el gas o el fusilamiento.
El primero de estos campos se creó fue Chelmno en 1941 en la parte de
Polonia anexada a Alemania.
Dos años después, más de millón y medio de judíos
habían sido asesinados.
El campo de exterminio más grande era el de Auschwitz-Birkenau en Polonia,
que para la primavera de 1943 ya funcionaba con cuatro cámaras de gas,
llegando a matar hasta ocho mil judíos cada día.
Por orden de Heinrich Himmler se empezó a
construir el campo de Auschwitz II – Birkenau, en octubre de 1941. Éste
-mucho más extenso que el campo central- comprendía 250 barracones de
madera y de piedra. El número más elevado de presos en Birkenau ascendió
en 1943 a aproximadamente 100,000 personas. Birkenau desde un principio
estaba pensado como campo de exterminio. Allí también se encontraba “la
rampa”, junto a la linea del tren, en la que se llevaba a cabo la
selección de los recién llegados tan pronto como bajaban de los vagones
en que venían apretujados como ganado.
En Birkenau se encontraban los Crematorios II al
V (terminados entre el 22 de marzo y el 25 de junio de 1943), cada uno
de ellos equipado con una cámara de gas, y donde, según los informes de
las S.S., podían ser quemados 4,756 cadáveres diarios.
A fines de 1941 las autoridades alemanas comunicaron al Consejo judío (Joodse Raad)
el establecimiento de campos de trabajo para judíos. El propósito real
de esta medida era preparar la deportación a los campos de exterminio.
Hasta la primavera de 1942 miles de judíos fueron encerrrados en
esos supuestos campos de trabajo. En enero de ese año ya había
comenzado la expulsión de los judíos de sus lugares de residencia, en
especial de la zona costera y Amsterdam, al campo de tránsito de Westerbork y a un nuevo campo adyacente al poblado de Vught.
En junio de 1942 comenzó la deportación de Westerbork a Auchwitz
con la excusa de que los trenes partían a campos de trabajo en
Alemania.
En julio de 1942 se inició la concentración de judíos en el campo de
tránsito de Mechelen (Malines). Al principio fueron enviados al campo
aquellos que eran considerados “elementos asociales” y los judíos
extranjeros, que fueron deportados en agosto a Auschwitz. La
deportación de judíos ciudadanos belgas fue interrumpida gracias a la
intervención de la reina madre Elisabeth y el cardenal van Roey, pero
esos eran una minoría entre los residentes en el país, y la petición
dejaba librados a su suerte al resto. Las deportaciones continuaron aún
después de la invasión aliada a Europa occidental de junio de 1944.
Luego de la invasión alemana a la Unión Soviética el 22 de junio de
1941 comenzaron los fusilamientos masivos de judíos. Más del 80% de los
judíos lituanos fueron asesinados hacia fines de 1941. 150.000 judíos de
Rumanía fueron exterminados por alemanes y rumanos en los primeros
meses de la invasión alemana a la Unión Soviética.
Hasta comienzos 1943 fueron de asesinados la mayoría de los judíos de Ucrania y Bielorrusia occidentales.
En enero de 1942 fue convocada en un suburbio de Berlín la
Conferencia de Wannsee con el propósito de coordinar los métodos de
ejecución de la ‘solución final del problema judío’.
Las SS consideraban a los campos de
exterminio un secreto de estado. Para borrar todo rastro de las cámaras de gas,
equipos especiales de prisioneros (Sonderkommandos) fueron forzados a retirar
los cadáveres de las cámaras de gas y cremarlos. Algunos de los campos fueron
transformados en parques; otros fueron camuflados.
Rudolf . cuenta en sus memorias que en el verano de 1941 fue recibido
personalmente por Himmler y que éste le dijo: “El Führer ha dado la
orden de proceder a la solución final del problema judío. Nosotros, los
SS,
somos los encargados de llevar a cabo esta orden. A usted le incumbe
esta tarea dura y penosa”. Le exhortó, asimismo, a guardar silencio
incluso ante sus superiores.
Con el fin de facilitar la muerte de millares de seres humanos, la RSH
organizó al principio los llamados camiones-fantasma, usados ya en 1940
para exterminar a los enfermos mentales de determinados hospitales
psiquiátricos.
Se trataba de una especie de furgonetas totalmente cerradas que, al
ponerse en marcha, desprendían monóxido de carbono en su interior. Estos
Special-Wagen (coches especiales) sirvieron para asesinar a millares de
judíos deportados del campo de Chelmno, cerca de Lodz; pero también
fueron utilizados para exterminar a detenidos de otros campos
El 21 de marzo de 1933, Heinrich H.
mandó una circular a todos los jefes de policía en la que anunciaba la
apertura del campo de Dachau, a favor de la pacificación nacional y
según el deseo de la población.
Poco después sería inaugurado el de Sachsenhausen.
En un principio, Dachau, situado en Baviera y no muy lejos de Munich,
estaba destinado a los detenidos del sur de Alemania, mientras que los
del este y noroeste eran enviados al de Sachsenhausen. Más tarde, con el
envío masivo de deportados de los países ocupados, ya no se respetaría
esta clasificación.
Auschwitz es la personificación de las atrocidades del siglo XX. Representa
el lugar en donde se llevó a cabo un genocidio planificado y organizado
hasta los más mínimos detalles. Las víctimas no fueron enterradas, sino
calcinadas. Sus cenizas fueron esparcidas sobre los campos colindantes.
Nuestros
recursos lingüísticos no alcanzan a describir todas las crueldades a
las que fueron sometidos tantos inocentes: hombres, mujeres y niños, en
este lugar de horror. No sólo fueron asesinados brutalmente, sino que
miles de ellos murieron de hambre, y muchos fueron obligados a trabajos
forzados bajo condiciones infrahumanas, hasta morir de agotamiento.
Otro campo en Polonia, Majdanek,
inicialmente un campo de prisioneros de guerra y luego un campo de
concentración, era también un sitio de exterminio masivo. Alrededor de 170.000
prisioneros murieron en Majdanek; virtualmente todos eran judíos, soldados y
civiles soviéticos, y civiles polacos. Las cifras aproximadas de las personas
muertas por gas y otros medios (fusilamiento, ahorcamiento, palizas) no son
determinables en base a la documentación disponible. Los últimos dieciocho mil
prisioneros judíos del campo fueron fusilados en fosos el 3 de noviembre de
1943, en la operación “
Hoess
había experimentado las primeras cámaras de gas en Auschwitz en septiembre de
1941, después de una visita de orientación a Treblinka, de la que había vuelto a
su “reino” no muy satisfecho de lo que pudo ver. Las diez cámaras de gas de
Treblinka solo podían contener 200 personas y en cuanto a las maquinas empleadas
para introducir óxido de carburo en los pulmones de las victimas encerradas
dentro no habían funcionado normalmente, de modo que todo el procedimiento de
eliminación colectiva había resultado lento e inconveniente. Hoess improviso una
cámara de gas con bastante mas capacidad, adaptando a este fin de la cámara
mortuoria del ex campo militar de Auschwitz. Ordenó a sus subordinados que
hicieran entrar 900 prisioneros de guerra soviéticos, llegados recientemente, y,
una vez las puertas quedaron herméticamente cerradas, hizo introducir a través
de los respiraderos, el Cyclon B, que normalmente se subministraba en forma de
cristales y se empleaba para eliminar las ratas de los campos. El mismo Hoess
hace la descripción de lo que ocurrió:
Otra de las formas que los
alemanes emplearon para asesinar prisioneros, fue exterminar a la
gente
mediante el trabajo físico. Los obligaban a llevar a cabo más o menos absurdas
bajo condiciones extremas. Esto, junto a la falta de alimento, pésimas
condiciones higiénicas, la brutalidad y los arbitrarios castigos a que eran
sometidos por parte de los guardias al mínimo “descuido”, conllevo enormes
pérdidas de vidas humanas entre los prisioneros en miles de campos de trabajo y
de concentración.
En su totalidad, la “Solución Final” exigió el asesinato de los judíos
de Europa por gaseamiento, fusilamiento, y otras medidas. Casi seis
millones de judíos murieron — dos tercios de los judíos que vivían en
Europa en 1939.
Sólo la derrota final del Tercer Reich pudo acabar con el asesinato a
sangre fría de millones de judíos. Cuando un campo estaba a punto de
ser liberado por el ejército rojo, o por los ingleses o americanos, se
destruían los elementos más comprometedores como documentación, cámaras
de gas o los hornos crematorios, y se obligaba a los supervivientes del
campo a andar hasta otro campo de concentración en las terribles marchas
de la muerte que podían ser de más de 100 Km, en las que los
prisioneros que no podían continuar, eran ametrallados allí mismo.
Se calcula que en los campos nazis murieron más de 8 millones de
personas, entre ellas 6 millones de judíos, 600.000 gitanos, etc. Se
trata de una de las páginas de la Historia de la Humanidad que nunca
debería olvidarse.
ABEL REYES TELLEZ
PRESIDENTE NACIONAL
PARTIDO SOCIAL CRISTIANO
NICARAGUENSE .PSC.
TEOLOGO ESCRITOR CRISTIANO
EMAIL. [email protected]
TEL 505+2249 3460
MANAGUA NICARAGUA
Publicado por: ABEL REYES TELLEZ | 20/01/2011 en 05:35
La sobreviviente del holocausto cumple 107 años
Nacida en el seno de una familia judía de Praga en 1903,Alice Sommer es la sobreviviente de mayor edad del holocausto nazi.Si bien su familia era judía, era una familia relativamente secular. La religión no era importante.
En 1931, Alice Herz, como se llamaba de soltera, se casó con un integrante de la familia Sommer, una familia de intelectuales vieneses bien acomodada. Resulta notable que Alice haya logrado mantener su optimismo considerando lo que le ocurrió a ella y su familia tras la invasión de Checoslovaquia por los Nazis en 1939.
Alice fue enviada al campo de concentración de Terezin con su marido, Leopoldo, y su hijo pequeño.
Luego, Leopoldo sería enviado a Dachau, donde murió.Había gente que moría en Terezin también, pero no era un campo de concentración destinado a matar en escala industrial como lo fue Auschwitz.
Los nazis hicieron un documental para mostrarle al mundo que los judíos eran bien tratados.
Alice dice que, con su gran interés en la música, incluso ella cayó en la trampa.
"Me dijeron que tocara. Lo encontraba maravilloso. No podía ser tan malo si podía tocar. Estoy al lado de Dios cuando puedo tocar".Alice estuvo en Terezin tres años. Su hijo tenía seis años
"Preguntaba: '¿Qué son los judíos?' '¿Por qué no tenemos nada para comer?' '¿Quién es Hitler?' No sabíamos cómo contestarle", afirma Alice.
Su marido fue sacado de Trezin y falleció poco después. Ella y su hijo estaban literalmente muertos de hambre. No obstante, Alice no deja de ver algo positivo en todo esto.
"No solamente veo el amor entre mi hijo y yo. Hay también fantasía, belleza. La gente que ha atravesado por tiempos duros es más fuerte. Fuimos creados con capacidad para el bien y para el mal. Tenemos que continuar. Así ha de ser", concluye Sommer.
ABEL REYES TELLEZ
PRESIDENTE NACIONAL
PARTIDO SOCIAL CRISTIANO
NICARAGUENSE .PSC
TEOLOGO ESCRITOR CRISTIANO
E [email protected]
Publicado por: ABEL REYES TELLEZ | 27/11/2010 en 06:33
Thank for making this valuable information available to the public.
Publicado por: Bob | 16/10/2007 en 07:35
Great tutorial.i
Publicado por: rinch | 28/09/2007 en 19:43
Big thanx to webmaster!e
Publicado por: yamomoto | 15/09/2007 en 02:14
Thank you for you work! Good Luck.e
Publicado por: uure | 09/09/2007 en 05:20
thank you!
Publicado por: Kim | 26/08/2007 en 23:28
Espero que tu frances sea tan excelente como tu traduccion. Strasbourg France 1997-1999
Publicado por: Angel Francisco Meza Aguilar | 31/08/2006 en 07:31
Estimada Julia: le agradezco muchísimo sus observaciones, y de entrada reconozco que mi traducción es imperfecta. Tomo nota a propósito de "pregnancia". En cuanto a "cauciona", empero, me parece que precisamente lo que justifica el término es el hecho de que en francés significa eso justamente: "dar fianza", y de ninguna manera "cuestionar". Y sí, de acuerdo, la estructura sintáctica de algunas frases podría, o debería ser más fluida.
Le mando un saludo muy cordial,
Juan Carlos.
Publicado por: Juan Carlos Moreno Romo | 11/02/2006 en 06:23
Estimado Juan Carlos, lamento de veras haber resultado brusca en mi apreciación; no le falta razón al reprochármelo, porque estas cosas deben explicarse con más detenimiento so pena de parecer arbitraria. Ahí van pues mis "reproches", si es que de algo sirve mi opinión al respecto.
1) Su vocabulario está fuertemente influido por la lengua de partida; por ejemplo: pág. 14: "Los crímenes de los médicos nazis han hecho perder de vista la fuerte 'pregnancia' de la ideología eugenista". Y repite este término a lo largo de todo el libro, ignorando impregnación, implantación, huella, impronta o cualquier otro sinónimo más adecuado. Otro ejemplo de estos galicismos morfológicos, que diría Valentín García Yebra: pág.13, "La selección natural se vuelve un artículo de dogma legitimado por la "ciencia", ésta 'cauciona' el capitalismo salvaje... Caucionar, en español, significa "dar una fianza" y sólo se utiliza en el lenguaje jurídico. Aquí significa "poner en tela de juicio" o si me apura "cuestionar".
2) Galicismos sintácticos del tipo de "es por esto que", notoriamente incorrectos, por innecesarios, en la sintaxis española.
Creo que no es preciso que me extienda más, y quiero que sepa que lo que en modo alguno pongo en tela de juicio es su capacidad de comprensión de la lengua francesa que, no me cabe duda, es absoluta. Pero en traducción no es menos importante controlar los recursos gramaticales de la lengua de llegada. Y le puedo asegurar que ningún traductor está libre de cometer incorrecciones. Pero hay que evitarlas y, sobre todo, no reincidir tan a menudo.
Muy cordialmente,
Julia
Publicado por: julia | 06/02/2006 en 23:14
La franqueza siempre se agradece, pero un simple "francamente mejorable" es muy poca franqueza. ¿Podría abundar un poco más en su crítica?
Cordialmente
Juan Carlos Moreno Romo
Publicado por: Juan Carlos Moreno Romo | 06/02/2006 en 18:59