Hoy, a mediodía, oímos por primera vez al cuco; la primavera se rezaga mucho en estas tierras altas del nordeste de Segovia y lo normal es que cante más tarde, pero llevamos unos días de bonanza que no puede dejar de aprovechar ese pájaro de cuenta. Atribuyo esta personalización de mi monólogo habitual al recogimiento propio de estos días y a la renuncia que hice, cuando inicié este blog, a mi actividad de diarista impenitente. Ese diario “público” que es el blog no te hace proclive a las confidencias y llevaba yo demasiado tiempo sin escribirme, sin recordarme. Por otra parte -y eso Canetti lo formuló muy bien- la escritura de diarios no puede ser continua porque la vida no siempre te permite la autocontemplación, ni para la complacencia ni para la queja. Leyendo, pues, lo que escribí el otro día parece como que estuviera justificándome por tener inquietudes religiosas, o como si eso fuera algo extraordinario; dejando de lado de que es habitual entre la gente normal, en lo que a mí respecta, a pesar de mi extrañamiento inducido (familia, colegio, etc.) siempre he tenido cieta inclinación. Tal vez no sea ajeno a ello la edad, porque es sabido que con los años, una vez agotados ciertos recursos, es normal volverse a Dios o a la naturaleza. Así que ahora estoy aquí, buscando una religión, como aquel personaje de una película de Woddy Allen que las prueba todas. Yo hubiera preferido la judía, pero un buen amigo de esa confesión me sugirió que probara con la mía pues aunque no la conociera bien, ni la hubiera practicado, ya había pasado la primera fase que es el ingreso a través del bautismo, y ahora no es fácil que te acepten en ninguna iglesia y menos en la sinagoga; los judíos no hacen prosélitos. Además, en el caso del catolicismo, la práctica continuada puede subsanarse sin dificultades, sobre todo ahora que ha cambiado la liturgia tanto que incluso los retornados tienen que reaprenderla casi por completo. En cuanto a mis escrúpulos, algunos amigos se ríen, porque al parecer hasta los más convencidos los tienen. Por ejemplo, la devoción mariana, que a mí me resulta insufrible, tampoco la comparten todos, como he podido comprobar por los mensajes de mi entrada anterior. Según una amiga, por otra parte muy devota, si Jesús hubiera querido que se celebrara a su madre se lo habría dicho a sus discípulos; Pudo haberles hablado perfectamente de ella, de ese supuesto papel mediador que se la ha atribuido posteriormente; tiempo tuvo todo el que quiso, y ni resucitado se le ocurrió decirles que podían comunicarse con él a través de ella. Por algo sería.
Otros me dicen que soy una soberbia, que en religión hay que tomarlo todo, como un paquete, pero yo no puedo. Es demasiado importante para mí como para ignorar los escollos, pero no puedo dejar de pensar en aquello que dijo Chesterton sobre la religió católica: que a pesar de tener predicadores tan ineptos, si dura tanto, tiene que ser la verdadera. De todos modos, está claro que en este asunto de la liturgia y del rezo hay que hacer dejación de funciones, hay que ceder, ser humilde y asumir que eso es lo que hay, así como la necesidad de que exista y de hacerlo. Me someteré, pues, a ese bien, que me hará libre (libre al fin, sometida al bien). Sí, sometida al bien. Es curioso, pero no es exactamente de esto de lo quería hablarme, ni tampoco lo que quería reflejar aquí, sino mis idas y venidas por el mundo de las realidades tangibles. Pero veo que es inútil, y mejor así, para seguir siendo yo misma, en mí misma, al fin, recogida y encontrada. Por mí aceptada y apta para todo servicio. Mañana iremos a misa a El Salvador, en Sepúlveda. No amarga que la iglesia sea bella, al contrario. Además, no sé cuanto me va a durar esto.
Julia, después de leer tu última entrega, busqué un libro que desde hacía años no había vuelto a leer y que me pareció que venía muy a cuento. Se trata de "Cartas del diablo a su sobrino" de C. S. Lewis. Lo que más me gusta de este librito es la idea de que tenemos asignado un subalterno del reino de las sombras cuya encomienda principal es mantenernos "seguros" y "perdidos", incapaces de sentir eso que otro inglés definió como "ese algo despreciable que esconde todo escepticismo inactivo". Si lo recuerdas, el librito se cierra con un discurso en el Infierno, en la Cena Anual de la Academia de Entrenamiento de Tentadores para diablos jóvenes (me lo imagino como algo parecido a la fiesta de los Goyas, pero más divertido). La intervención corre a cargo de Escrutopo, un "diablo de mucha experiencia": en ella alude a que en ningún lugar tientan con tanto éxito como en las mismas gradas del altar. ¿Será verdad, como dice Escrutopo que "la delicada flor de la atrocidad sólo puede crecer en la proximidad de lo Santo"? Desde luego lo que no es casualidad es que, después de aquella experiencia atroz de la 1ª Guerra, Lewis y otros muchos se convirtieran. Comentas que la edad puede tener que ver con tus actuales inquietudes religiosas.Es probable. Vuelvo al libro de Lewis. Viene a decir Escrutopo a su discípulo: dejemos que el hombre crea que el tiempo es propiedad suya, que no advierta que no puede hacer ni retener un solo instante de tiempo, que no se percate de que "todo el tiempo es puro regalo". Efectivamente, es lógico que muchos nos identifiquemos con ese personaje de Woody Allen que quiere pertenecer a una iglesia como la católica, solvente, con tradición, a ser posible dentro de la facción menos rígida, porque, como dice su personaje: "sé que la palabra "quizás", es una percha demasiado débil para colgar en ella toda una vida"
Publicado por: Enrique Pérez Mengual | 17/04/2006 en 13:36
Y he comprobado que no se pierde el tiempo yendo a misa. Aunque el otro día un amigo me manifestaba su rabia de que las iglesias estuvieran llenas. Y a ti qué más te da, le respondí. A mí no me gusta el fútbol (a mis hijos, sí) y me la suda por completo que los estadios se abarroten.
Publicado por: javier | 15/04/2006 en 19:59
No hay que interrogarse tanto. Si lo sabré yo, que no paro de darle vueltas al asunto... para no parar en nada... o en lo de toda la vida...
Publicado por: javier | 15/04/2006 en 19:53