Llevo un montón de días sin pronunciarme en este foro, es un hecho. Y no es sólo por las vacaciones -si es que se puede llamar así al asueto de los adultos- tampoco por un mal acceso a Internet, como sugiere con benevolencia Luis. Gracias a él, y a los velados reproches de otros asiduos, he decidido regresar a mi quimera, drásticamente abandonada durante este mes insoportable. Lo ha sido –lo está siendo todavía- por demasiadas cosas, tantas que me resulta muy difíciles abarcarlas de una sola ojeada retrospectiva. Sin embargo, no quiero dejar de consignar algunas cosas que he vivido directamente, ajenas a la abominable situación que vivimos y que tienen que ver con mis actividades y aficiones. Pertenecen a ese tipo de eventos que antes, cuando era libre, reflejaba en mis extintos (por apagados) “Dragones y mazmorras” de Libertad Digital y que ni siquiera, en la sacrosanta independencia del blog (ese territorio del vacío, sin Dios ni amo ni CNT, que llenamos con nuestras lucubraciones) puedo tratar con la soltura con que lo haría en un diario íntimo. y esta sería otra de sus diferencias, insisto.
Me refiero al homenaje a Valentín García Yebra, cuya vida y cuya obra pertenecen al dominio público. Me siento orgullosa de haberle leído (iba a decir “estudiado”, que también, pues no es poco lo que he aprendido de él), de haberle conocido, de haberle entrevistado (v. "Cuadernos Cervantes", Pasión por la palabra. Entrevista con Valentín García Yebra) y de haber llegado a ser su amiga. Por tanto colaboré muy gustosamente en un reading, ese modelo de publicación con el que la parte más civilizada de la humanidad suele agasajar a quienes, como don Valentín, han hecho tanto para merecérselo. También asistí a la presentación del voluminoso libro (1080 páginas) que resultó de tantos autores como quisieron y pudieron colaborar en él (exactamente sesenta) porque algunos se quedaron con las ganas, titulado Corcillum. Estudios de Traducción, lingüística y filología dedicados a Valentín García Yebra.
El evento tuvo lugar en Guadalajara, en el Club Siglo Futuro, del que don Valentín es Presidente de Honor. Fue un acto atípico, pues después de las consabidas y eruditas palabras de los oradores (José Antonio Pascual, Consuelo Gonzalo, Manuel Seco, entre otros), un trío de reputados actores (María José Goyanes, María Jesús Valdés y Emilio Gutiérrez Caba) interpretraron-leyeron algunas escenas de la insuperable traducción de don Valentín de la Medea de Séneca. Sin ánimo de cuestionar a tan insignes profesionales, me gustó mucho más la representación que hizo de esa misma obra un grupo de teatro aficionado hace unos años en Tarazona, durante una de las ya numerosas ediciones de las Jornadas en torno a la traducción literaria que nunca me pierdo. No recuerdo el año pero debió de ser antes del 2000 pues no me hice eco en mis crónicas draconianas. Pero no terminó ahí la cosa sino que la velada se prolongó con la actuación de Pedro Iturralde, el cual interpretó, con la maestría que le caracteriza, piezas muy populares adaptadas al jazz, sin que haya podido yo todavía entender la relación entre el jazz y Valentín García Yebra, pero fue una grata sorpresa y una velada inolvidable. To be continued.
Otrosí: Dragones y mazmorras (14/01/2002) Medea o el crimen supremo».
Pero bueno Jason siempre se pudo consolar pensando en que le quedaban vivos los hijos que tuvo con Hipsipile. Y es que con el viajecito que se dio, por lo menos medio mediterraneo puede descender de el y de los miembros de su expedición.
Ah y otra figura de mujer pasional es Procne, quien descuartiza a su hijo, prepara un guiso y se lo da de comer al angelito del padre (Tereo).
Pesados que somos algunos ... wellcome back ....
Publicado por: Luis | 03/08/2006 en 18:43