El otro día alguien me preguntó cómo una tía tan “enrollada” como yo, podía ser de derechas. “Precisamente por eso”, contesté, “No soy lo suficientemente reaccionaria, ni lo suficientemente antisemita, ni lo suficientemente clasista ni esnob como para ser de izquierdas”. Y es que el izquierdista actual suele ir vestido a la última, comer en el Bulli o similar y viajar en gran clase para no tropezarse con esos emigrantes cuya felicidad tanto le preocupa. Son insaciables cuando mandan, y autoritarios por añadidura. Por si fuera poco, no aceptan las críticas y por ellos, mandarían a la cárcel a cualquiera que tuviera una “actitud vociferante”.
Desde luego, lo han intentado. Afortunadamente el sistema funciona; milagrosamente, pero funciona y nunca acaban de conseguir sus propósitos. Todo esto viene a cuento de lo que está pasando con Rosa Regás, ese regalo de despedida que CC y ZP han hecho a España. Esa mujer, que representa lo peor de su ideología (suponiendo que la tenga) está desmontando la institución que tan temerariamente han puesto bajo su mando. Estos días se ha orquestado una campaña multimedia (es decir, en muchos medios) en la que la ponen a caldo, cuál ella merece. ¿Han visto ustedes que alguno de los suyos –y haberlos, haylos- haya escrito alguna columna defendiéndola? Yo no y me gustaría que me pudieran dar bibliografía al respecto.
Yo conozco poco a Rosa Regás; sólo tuve ocasión de “dialogar” con ella una vez en mi vida. Fue en Tarazona, durante una de esas Jornadas en torno a la traducción literaria a las que no he faltado ni una vez desde que se crearon. RR dio una lección de intolerancia política que dejó escandalizadas a un grupo de jóvenes traductoras extranjeras (concretamente de los países del Este) que la escuchaban, anonadas, tacharme de facha sólo por sostener que en la España de Aznar –aún no habían actuado en su contra nuestros amigos moros- había democracia. “Esa señora no ha leído a Orwell”, me dijo una de ellas, como pidiéndome perdón, tal vez en nombre de la humanidad pensante. “Pudiera ser que sí, contesté, pero seguro que también le considera un facha”. Me alegro de sacar esto a colación, porque lo omití en su día cuando escribí la crónica correspondiente (El intenso cromatismo otoñal) supongo que por las prisas.
A propósito de Tarazona, ayer regresé de la XIV edición de esos Encuentros a los que no quiero faltar para no faltarme a mí misma, porque muchas veces esas citas anuales son una manera de revalidar tu inteligencia (en la primera acepción del término), una suerte de ITV del intelecto. La fórmula permanece casi inalterable y sigue siendo eficaz, a pesar de las numerosas críticas: un escritor español es confrontado a dos o tres traductores de sus obras a distintos idiomas. Luego hay unas cuantas conferencias sobre aspectos concretos de la traducción literaria, mesas redondas sobre la profesión (esas sí que son un peñazo) y talleres de lengua o temáticos, simultáneos. Como se desarrolla en una ciudad pequeña y con nula oferta cultural, los asistentes se pegan unos a otros como lapas, de lo cual surgen amistades que pueden llegar a ser imperecederas o se consolidan vínculos. Hay intercambio de libros, separatas y comunicaciones, discusiones apasionadas sobre cómo arreglar el mundo (de la traducción, por supuesto) y ágapes conciliadores que suelen poner a todos de buen humor. Tarazona es, además, una ciudad bellísima, y el viaje desde Madrid, en esta época del año, es de una variedad cromática totalmente impresionista. Mas, ¡ay! llovía y nubes y niebla convertían esa belleza casi subversiva en un paisaje fantasmal y exasperadamente romántico.
Este año el escritor fue Eduardo Mendoza. Hombre simpático cuyas columnas de opinión son un envidiable ejemplo de equilibrismo político. Sus novelas no son de lo peor pero cuesta trabajo comprender en qué pueden enriquecer la cultura de otras lenguas, pues esa es la función primordial de la traducción. Me niego a creer que en Alemania, Finlandia, e incluso Egipto (de ahí procedían los tres traductores elegidos para el coloquio) no haya escritores contemporáneos que puedan saciar la sed de lectura de sus respectivos ciudadanos. Por eso cuando EM comentó que en Inglaterra no se traducía prácticamente nada, me vi en la obligación de intervenir para precisar que eso no era cierto del todo, pues se había traducido todo, pero todo, lo que verdaderamente hay que traducir de los clásicos griegos, latinos, y de otras culturas. EM lo admitió pero dijo referirse a los contemporáneos. Me detuve ahí para no herir susceptibilidades. Tanto más cuanto que yo también soy una escritora contemporánea y no desdeñaría que me tradujeran,¡ni qué fuera tonta! En general todo discurrió por los cauces previstos y la lluvia favreció la asistencia a los actos que fueron, por eso mismo, más brillantes que en pasadas ediciones. De los talleres, poco puedo decir, pues sólo asistí a uno, pero no me arrepentí en absoluto. Trataba de los diccionarios, su uso, su elaboración, su metodología. Estamos acostumbrados a esperar de los diccionarios soluciones radicales a nuestros problemas y muchas veces no encontramos más que perplejidades. Como muestra, un botón: las animadoras del talle, Belén Santana y María Teresa Cifuentes, ambas lexicógrafas, nos propusieron intentar tres definiciones: mesa, azul y madre. Prueben y verán cuán desesperante puede llegar a ser exhaustivo. Es como lo del café. Sí, pero ¿sólo, con leche, manchado, largo, cortado, americano, expreso, con azúcar o con sacarina? Ah, ¿y en vaso o en taza?
Otrosí,
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Publicado por: designer gowns on sale | 15/01/2014 en 22:07
Muchas gracias.Siempre es un placer recibir un cumplido.
Saludos cordiales.
Pilar.
Publicado por: pilar | 10/12/2006 en 13:53
Enhorabuena, Pilar, se nota que es usted muy educada y muy inteligente.
Publicado por: julia | 20/11/2006 en 10:06
Qué falta de respeto la suya!Será usted muy de derechas pero me temo que le faltan aun muchos modales de salón.Por otro parte, si tenemos en cuenta su edad,no creo que los pueda adquirir.Digo yo, a estas alturas.
Un cordial saludo.
Publicado por: pilar | 18/11/2006 en 13:35
Ya lo somos Javier.
Publicado por: iojanan | 10/11/2006 en 19:10
Quedamos amigos, si tu quieres, jojanan.
Publicado por: javier | 10/11/2006 en 09:24
Que no hay problema Javier, que te entiendo, es verdad, la cosa estaba muy afilada, pero me parecíó el momento justo de decirle a Julia lo que le dije. Yo caí aquí de un casual, pero he disfrutado esta página mucho y tuve la debilidad de utilizar palabras que estan en deshuso. Y lo admito. Y te comprendo. Pero eso no merma, ni esto,( ?¿ ) la admiración por Julia Escobar.
Publicado por: iojanan | 09/11/2006 en 19:49
jojanan, me disculpo: soy un borde. Mi naturaleza necesita un fuerte cepillado. Te pido perdón.
Publicado por: javier | 09/11/2006 en 09:21
Javier, me pilló en un momento de relax, pero me reafirmo..!
Publicado por: iojanan | 08/11/2006 en 21:13
¡Touché!
Publicado por: javier | 08/11/2006 en 13:10
Bueno, chicos, me alegra saber que despierto esas sensaciones. Entre mis virtudes está la de ser vanidosa y no pongo reparos a lo que se me dice desde los adentros. El lenguaje de los sentimientos, querido Javier, es uno de los escollos que tenemos que vencer los españoles, especialmente el de los sentimientos positivos. Benditos sean y también vosotros.
En cuanto a doña Rosa Regás, Enrique, más que ideología y creo que lo que tiene es doctrina, que es otra cosa. ¿O a lo mejor es lo mismo? Bueno, para resumir, que es una señora infumable.
Publicado por: julia | 08/11/2006 en 11:38
jojanan, eres un cursi. A mí me dicen eso, y armo la de Troya.
Publicado por: javier | 08/11/2006 en 09:17
Pero, si los de izquierdas casi nunca han sido gente “enrollada”. La mayoría han sido tristones y solemnes. El que a alguien le digan que es de derechas o facha, como un deshonor, me ha recordado un dicho referido a la eventualidad de que a uno le pongan los cuernos; un antiguo chascarrillo que dice: “que no me los pongan y si me los ponen que no me entere, y si me entero que no me importe”. No estaría mal que, ante las descalificaciones/insultos que las opiniones liberal-conservadoras o sencillamente “no-de-izquierdas” suscitarán inevitablemente en el izquierdista de turno, nos acogiéramos a esa indiferencia , pensando, que no me llamen facha, y si me lo llaman… etc. etc..Pero, no perdamos de vista que un izquierdista es, por lo general, un malvado o un ignorante o un fanático, (cuando no todo a la vez, v.g.. Zapatero) y la experiencia nos dice que, como no le hagamos frente, el futuro será una aventura bastante desagradable.
¡ Claro que Doña Rosa Regás tiene ideología ! En mi opinión, Ideología, en el sentido fuerte del término, Ideología como construcción cerrada y abarcadora de todo lo real, sólo hay una (aparte de la islámica), la de la izquierda; y, según Revel, Ideología quiere decir 3 dispensas: dispensa intelectual, dispensa práctica y dispensa moral. Pues, eso.
Publicado por: Enrique Pérez Mengual | 07/11/2006 en 14:49
Beso la mano con la que escribes y la frente que contiene tu pensamiento. Eres una lúcida explosiva y tus palabras me hacen chispitillas como los cohetes de pueblo. El tuteo me acerca, al menos desde mi distancia.
Me encanta leer tus palabras.
Publicado por: iojanan | 07/11/2006 en 14:03