He prometido, y vuelto a prometer tantas veces que volvería, que supongo habré perdido gran parte de mis lectores. No obstante, quiero demostrarles, a ellos y a mí misma que sigo en el candelero, menos agobiada que durante el largo silencio que he guardado en estas páginas y con novedades en mi vida laboral: no estoy en la radio desde junio; también desde esa fecha no he vuelto a publicar nada en La Gaceta de los Negocios y la crisis hace imposible, por el momento, mi reincorporación a ninguna otra empresa periodística. Para colmo, he terminado los compromisos literarios que me tenían “sorbido el seso”, al menos los más perentorios y “gruesos”. Me queda pues mi labor institucional a la que dedico la mayor parte de mis horas con las luces y sombras de rigor. Me dirán que, a mayor abundamiento, tendría que haberme refugiado en mi blog, pero por una operación del alma, muy común, la merma en la actividad febril, en lugar de originar un incremento de energía, ha debilitado considerablemente mi voluntad. De ahí que se diga eso de “si tienes un trabajo urgente dáselo a una persona ocupada”, que es una versión del “vísteme despacio que tengo prisa”. En nosotros, al menos en mí, prevalece la “lógica paradójica”. Volvamos pues a Aristóteles y al rigor.
Son muchas cosas las que he visto y oído este año, desde que dejé las barbas de Fidel colgadas en mi blog, mesadas de vez en cuando por algunos lectores despistados que se topaban de bruces con esa página y me enviaban sus agudos comentarios. A unos he contestado, a otros, que me llegaron por lo privado, todavía no. Pero me siento emplazada a hacerlo incluso en público, en particular a aquél que me preguntaba por qué digo en mi perfil que he perdido todo pudor desde hace años. Eso me ha hecho reflexionar y ya divagaré sobre ello en otra ocasión, pero ahora verán que todavía no me puedo zafar del mefítico influjo de Fidel y su monumental ficción.
Han aparecido últimamente tres libros, a cuál más interesante y de los que ya hablaré más largamente, que se han encargado de recordármelo: Comediantes y mártires (editorial Debate), de Juan José Sebreli, Iconos latinoamericanos. 9 mitos del populismo del siglo XX (Editorial Ciudadela), de Inger Enkvist y La cara oculta del Ché (ediciones del Bronce), de Jacobo Machover. Los tres tienen en común la figura del Ché y de Fidel y los dos primeros la del Ché, Maradona, Evita y Gardel. Inger Enkvist añade a su mitografía cinco elementos más, nada desdeñables de lo que llamamos “imaginario” europeo común, entendiendo por imaginario lo que cala hondo en unas conciencias mal preparadas, con las defensas bajas, dispuestas a ser infectadas por los peores males que flotan por el mundo, y que conocemos también como “ideales”. Dichos “ideales” suelen prender con más virulencia en la juventud, por eso decía Anatole France: “La juventud es admirable, la prueba es que defienden con pasión cosas que no comprenden.”
Pero la guinda en la tarta de nata de esas nefastas ilusiones la ha puesto una magnífica pero espeluznante exposición de Korda que se exhibe en estos momentos en Madrid. Son 200 fotografías, muchas de ellas inéditas, casi todas transidas de veneración por los dos líderes (Fidel y el Che). La estrella es, por supuesto, la “mítica” efigie del Che que nos acompañará siempre como la peor de las pesadillas del fatídico siglo XX. El culto a la personalidad no lo ha inventado el marxismo, pero Alberto Korda, que viene de la publicidad y adoraba a Fidel, lo ha utilizado como nadie. Con un arte y una habilidad que no le resta un ápice de responsabilidad moral ni histórica, ha sabido exaltar la fidelchemanía de manera que ya hubieran querido Hitler o Stalin. Algunas de las tomas desde abajo del dictador, agigantado, con las manos chulescamente colocadas en los flancos, las piernas abiertas, la bota militar en primer plano, harían reír o parecerían caricaturescas si no supiéramos, como sabemos, que son admirativas y que quieren causar lo que causan: miedo, espanto. Y ver al inicuo Sartre, junto a la no menos vil Simone de Beauvoir, bizqueando y sonriendo abyectamente al tirano y a su querido Comandante, no hace sino reforzar los argumentos en contra de esa inconcebible e interminable agonía cubana, aún jaleada, cincuenta años después por un público aletargado que se cree muy listo. ¡Sursum Korda!
Muy importante: " por eso decía Anatole France: “La juventud es admirable, la prueba es que defienden con pasión cosas que no comprenden.” ¿ Sólo la juventud...?
Publicado por: Teresa Cabarrush | 04/10/2014 en 20:45
Pero quiero decirle que esto es muy útil , gracias por tomarse el tiempo para escribir esto.
Publicado por: anabolics steroids online | 02/10/2011 en 05:17
Después de Niza sobre laquimera: Sursum Korda. Estoy muy impresionado con el tiempo y el esfuerzo que han puesto por escrito esta historia. Yo te daré un link en mi blog los medios de comunicación social. Todo lo mejor!
Publicado por: login facebook | 24/09/2011 en 09:21
Puedo decir que nunca he leído tanta información útil sobre laquimera: Sursum Korda. Quiero expresar mi gratitud a los webmaster de laquimera.typepad.com.
Publicado por: coupon codes | 16/09/2011 en 04:35
cuando averigüe mmás sobre el che me desilucioné.
Publicado por: Get Viagra Online | 26/11/2009 en 22:15
No importa cuantas veces digas que ya no vas a volver, siempre voy a seguir buscandote xq me encantan tus blogs.
Publicado por: Generic Viagra | 05/11/2009 en 21:20
Anda que no me reí leyendo las loas de Neruda a ¡Batista! en la ilustración liberal. Si se entera Fidel...
Publicado por: rojobilbao | 14/12/2008 en 13:02
.. Avanti..!!!
Q.-
Publicado por: JPQ | 13/12/2008 en 11:33
Si es que la fementida memoria histórica no acaba estigmatizándolo como ha ocurrido con tantos artistas que pusieron su genio a disposición del mal. Deseo a Korda un destacado lugar en la historia de la Fotografía y del arte, así como larga vida a su obra en algún futuro museo temático de los horrores/errores históricos, sección "Imágenes de la dictadura castrista". Se lo merece por muchos conceptos.
Huelga decir que vale la pena visitar la exposición.
Julia
Publicado por: laquimera | 13/12/2008 en 01:03
Pasarán mil años y sólo quedará de Korda su arte y no sus aviesas intenciones. Pero hasta entonces, despreciemos al hombre que ayudó a generar tales mitos.
Confíoen un regreso serio y ordenado. Estaré al tanto.
Publicado por: rojobilbao | 12/12/2008 en 22:52