Si vemos el número de mujeres que hay en el gobierno de Zapatero podríamos creer que se ha conseguido la tan anhelada igualdad: a idéntica ineptitud, mujer al canto. Las posibilidades que tienen las mujeres de medrar sin merecimiento alguno se incrementan de manera exponencial: ministras sin la menor experiencia en el ramo que regentan, por no decir con antecedentes de evidente desprecio por lo que representa dicho ramo, directoras generales sin categoría moral ni vital, que es lo mismo que decir sin formación ni experiencia que avalen tanto mando. Total, que de resultas de una política que parece diseñada por un enloquecido émulo de Tim Burton, no hay día en que no asistamos, protagonizado particularmente por mujeres, a un concierto de injusticias e incongruencias sociales, políticas y morales en todos los ministerios y organismos oficiales de este desdichado país, gobernado por don Nadie con ayuda de doña Nada.
¿Sólo por ser mujeres se pueden conseguir tantas cosas?, se preguntarán muchas curritas supertituladas, peor pagadas que sus compañeros masculinos, a las que sus superiores (y da igual que éstos sean hombres o mujeres) miran mal si se quedan embarazadas y que todavía están obligadas a determinadas sevicias “de género” para medrar, etc. ¡Claro que no! además hay que ser políticas y del PSOE, hay que ser una “niña de Zapatero”. Sé entonces todo lo tontiloca que quieras, embarázate cuanto te apetezca, haz lo que te de la gana, si eres lo suficientemente “fiel”, lo suficientemente agradecida, lo suficientemente obediente, tendrás un sueldo inmerecido y hasta chófer. ¿A qué mola?
Conozco algo la historia del movimiento feminista. Los logros –de los que se ríen estas triunfadoras que se lo deben todo a su papá freudiano-, caso de haberse conseguido, se han convertido en excesos que se computan como inevitables. Yo no lo creo así y habría que hacer algo al respecto, sobre todo el elemento feminino, también afectado por ese continuo insulto a su inteligencia pues cuanto más vil es el opresor, más infame el esclavo, como decía un poeta francés del XVIII, La Harpe, que se mantendría totalmente ignorado de nor ser porque Chateaubriand en sus "Memorias de ultratumba" cita este, al parecer, su único logro.
Así como las mujeres no habríamos conseguido prácticamente nada, en lo que se refiere a los derechos civiles, de no haber contado con el apoyo de hombres que avalaron nuestras justas reivindicaciones (protegiéndonos incluso de las propias mujeres) los hombres no podrán recuperar ahora la igualdad perdida si las mujeres, en estricta correspondencia, no colaboramos denunciando dichos excesos. ¿Y en qué consiste esa igualdad perdida? ¿A qué va referida exactamente? Al concepto de justicia y de equidad, del que se han olvidado los zapateristas. Una vez conseguido –y con creces- el que una mujer igual de inepta que un hombre llegue a situaciones de mando (véase el caso Pepiño Blanco y Bibiana Aído), consigamos ahora algo que pareceria más sencillo, que por ejemplo a un hombre que haya superado una prueba, no le quite el puesto una mujer que ni siquiera pensaba presentarse a ella sólo porque a una especie de psicópata le gusta mucho jugar a las muñecas y batir récords.
Otrosí, sobre el famoso “día internacional de la mujer trabajadora”:
http://findesemana.libertaddigital.com/la-mas-fermosa-1276229751.html
y sobre la plecara inteligencia del gran Blanco:
Hola Julia,
Acabo de aterrizar en tu blog (también leo el de Manuel Morales do Val), y aunque mi saber y cultura queden muy lejanas a la tuya, intentaré opinar en tus mensajes.
Respecto al feminismo de género del Gobierno actual, muy lejano al de equidad, no podría estar más de acuerdo.
Es evidente que las mujeres aún no ocupan el 50% de los cargos públicos merecidamente. Creo que el motivo, en mi humilde opinión, es que había muy pocas mujeres universitarias o con estudios superiores hace 30-40 años, y tal vez me voy demasiado lejos.
Ahora pretenden acelerar el proceso de forma forzada, asignando cargos públicos y ministeriales a dedo, simplemente por ser mujeres. Incompetentes sí, pero mujeres que es lo que interesa al fin y al cabo, y a dejar mal al resto de mujeres que sí luchan por su carrera profesional.
Esta forma de hacer política, junto con las nuevas leyes de violencia machista (ni doméstica ni de género ya), me hacen pensar en qué tipo de país nos estamos convirtiendo.
Publicado por: Minerva | 21/04/2009 en 22:22