Hace unos años me leí de cabo a rabo las Obras Completas de Rosalía de Castro en la Biblioteca Castro (pura coincidencia la de ambos nombres) que carece de notas, por criterio editorial. Error. Al menos en las ediciones de autores clásicos. Con el prólogo no basta. Los editores argumentan que el “simple” lector es más libre sin las ataduras del aparato crítico. No se dan cuenta de que se le niega el derecho a enterarse de lo que otros, antes que él han descubierto de su propia lectura y por lo tanto, se le niega el derecho a comprenderla y enriquecerla a su vez. Si se les dice esto, ellos objetan que el lector no tiene más que mirar el diccionario. ¡Como si se tratara sólo de palabras! Y tampoco, porque las palabras, sobre todo cuando se trata de textos escritos en épocas en que tenían otros significados, no siempre están recogidas en los diccionarios y mucho menos en aquéllos utilizados generalmente por los "simples lectores" (tan simples que tienen que tener unos ingresos más que medianos para adquirir cada volumen).
En esta edición se pueden leer las tres novelas que escribió esta poeta inveterada: La hija del mar, Flavio y El caballero de las botas azules, la única que yo había leído hasta el momento y, sin duda, la mejor, muy en la línea de la literatura fantástica alemana. Las dos primeras no valen nada; están llenas de tópicos decimoñoños, exceptuando unos cuantos logros líricos: descripciones del mar y de la costa admirables. Luego están los relatos en los que algún crítico ha querido ver cierta ironía "cervantina", que yo más bien llamaría socarronería galaica, como la que destila su obrita titulada Ruinas. Es una pena que no siguiera por ese camino, que es el del realismo, y prevaleciera en su prosa la inspiración romántica, como ocurre en las novelas ya citadas y en el relato El primer loco, subtitulado “Cuento extraño”, pero que no lo es, sino una muestra más de la plúmbea prosa rosaliana, de la que sólo se salvan algunos fogonazos líricos y unos acertados comentarios filosóficos que rayan en la sociología y rozan el naturalismo.
Pero ahí está su poesía, en castellano y en gallego, su inmensa, su incomparable poesía. Es tan rotunda que ni siquiera molestan en ella los tópicos de época ni los arquetipos literarios; sólo importa su voz, su grito. Cito algunos versos de En las orillas del Sar, ese libro prodigioso escrito en castellano para mayor gloria de nuestras letras: " No importa que los sueños sean mentira,/ya que al cabo es verdad/que es venturoso el que soñando muere,/infeliz el que vive sin soñar”. O esta otra: "Era apacible el día/y templado el ambiente,/y llovía, llovía,/callada y mansamente”. ¿Dónde estaban ustedes señores simbolistas? ¿De dónde creen que han sacado el estro, señores modernistas?
Siempre he pensado que los mejores poetas (los mejores escritores) son aquellos que dicen precisamente lo que uno quiere decir. Y ella lo dijo todo en 1884, fecha en que apareció este libro limiar que no tuvo, en su momento, eco alguno. Ni Menéndez y Pelayo, ni el perspicaz Valera ni el agudo Clarín se dieron cuenta de que era una obra maestra. Esto indignó a Azorín, uno de los principales defensores de Rosalía, que no entendió la incomprensión de esos señores tan importantes, en particular la de Clarín. No fueron los únicos. Peor fue lo de Luis Cernuda que la consideraba encantadora, regionalista (¡!) y que reprochó a Rosalía carecer de “la singularidad e inevitabilidad que deben acompañar a los versos del poeta”, características que precisamente ella poseía en mayor grado que el propio Cernuda.
Valga un ejemplo, también sacado del mismo libro, sobre ese sentimiento, que todo el mundo asocia con Cavafis (poeta considerado “singular e inevitable”), de la inutilidad de huir y la capacidad de arrastrar siempre la dicha o la desgracia, dondequiera que uno vaya: “No son nube ni flor los que enamoran;/eres tú, corazón, triste o dichoso,/ya del dolor y del placer el árbitro,/quien seca el mar y hace habitable el polo”. Podría seguir citando pero creo que esto bastaría para demostrar que En las orillas del Sar es la obra cumbre rosaliana, grande y magnífico vuelo lírico del alma hacia el pensamiento, donde alcanza su plenitud como poeta metafísica.
Rosalía es eterna, como su mar y su terruño amados, como su desgraciada naturaleza de sufridora nata. Sobre ese dolor de Rosalía se ha escrito mucho y se le han atribuido causas biográficas. Tal vez, pero no creo que a Rosalía le siguiera atormentando, ya en su edad adulta, el hecho de ser hija de clérigo hasta el punto de que las sombras que le acosaran procedieran de sombríos campanarios sacrílegos. Creo que su caso tiene más bien que ver con el de esos creadores a los que se refiere Walter Muschg en su Historia trágica de la literatura que, partiendo de un dolor real, lo cultivan durante toda su vida como arte. Seres heridos desde muy pronto que dan la espalda al mundo para dedicarse a su contemplación desde la lejanía (esta elevación los convierte, en cierto modo, en videntes). Pero Rosalía, como Milton, oscila entre el orgullo herido y la aceptación sumisa del dolor. ¡Espléndida y lúcida Rosalía!, Casandra gallega que eleva su voz grande, su voz tremenda, inmensa, de profeta desesperanzado, por encima de su tierra, de la tierra de todos y de la tierra de nadie.
Aló nas tardes serenas,
aló nas tardes caladas,
fanse mais duras as penas
que nas brandas alboradas
Aló nas tardes sombrisas,
aló nas tardes escuras,
fanse mais cortas as risas,
mais negras as desventuras.
Que non hay sera tranquila
para quén remorsos garda,
e mais presto se aniquila
canto mais a noite agarda.
...
Publicado por: Carmen Carr | 09/06/2018 en 17:44
Hablando de la Sabiduría gallega, esto dice el escritor gallego Manuel Rivas siempre me gustan sus palabras, me parece un Señor sincero, y siempre veo que habla con amor de las cosas. Esto dice en su Twitter.
" Era moi cínico coa linguaxe, mais evitaba dicir "Trágame, terra!" porque desconfiaba profundamente das intencións ocultas da natureza.".
" As árbores na Coruña son sonámbulas e buscan na noite o río desaparecido".
Publicado por: Teresa Cabarrush | 10/10/2014 en 21:34
Disculpen, Galicia con mayúsculas, el error de las teclitas.
Publicado por: Teresa Cabarrush | 09/10/2014 en 13:24
Son muy necesarias las notas críticas enriquece más al lector, y luego éste es libre de comparar sus propias apreciaciones de la obra junto a las notas de los críticos, eliminarlas empobrece. Se pierde la magia del significado de una palabra en distintos tiempos, y si perdemos significado no encontramos el verdadero sentir de la obra, además puede tener distintos sentires.
Doña Rosalía era una maravilla: " No importa que los sueños sean mentira,/ya que al cabo es verdad/que es venturoso el que soñando muere,/infeliz el que vive sin soñar”, pues sí la enseñanza céltica es muy verdadera y conectada al verdadero aprendizaje inteligente de la naturaleza, la que nos proporciona intuicíon, cosa ya perdida en el olfato del hombre, algunos dirán que son tonterías, pues que sigan opinando eso, que a veces la vida te puede regalar sorpresas de todo tipo...y la intuición es la que vale muchas veces.
¿ Y cómo es posible que Clarín no la llegara a entender?, si era un escritor genial también y como profesor dicen que era magnífico. ¿ Y lo de Cernuda que era un tanto atípico y genial, cómo no logró entenderla?, supongo que será que a veces no nos entendemos ni a nosotros mismos, nuestras propias contrariedades que con el paso del tiempo vamos perfilando se supone a mejor, aunque hay personas que se quedan sentadas en el mismo sillón y no intentan cambiar tan siquiera.
Me entusiasma la singularidad amable, al menos la defino para mí misma así, porque existen otras singularidades nefastas también, se supone, a saber. Si es verdad que a veces es inútil huir porque no podemos escapar de nosotros mismos tan siquiera y menos de las manos del destino.
La dicha o la desgracias sólo Dios y la propia Vida saben de ellas, lo que nos depara el destino nadie lo sabe, tan sólo podemos afrontar las cosas de la mejor manera que podamos.
¡Que preciosidad de final, Estimada Julia!, genial: " Casandra gallega que eleva su voz grande, su voz tremenda, inmensa, de profeta desesperanzado, por encima de su tierra, de la tierra de todos y de la tierra de nadie".
Cuando leí la obra de Stendhal " Rojo y Negro", por cierto me enemoré de su protagonista y lo llevo en mi corazón siempre, Julien Sorel, existía ocasiones que me venía a la memoria Rosalía de Castro, quizás debido a las reminisciencias que podamos tener en nuestra memoria , no sé exactamente la razón pero como si de un susurro se tratase o de una puerta distinta a otro Universo me vino estos poemas: Dejo un pequeño comentario que hice una vez acerca de esta obra:
" Julen, Julen… querido Julen. Cual alma en constante combate, desde la base de la montaña a la cúspide de la misma. Desde el rojo de sus pasiones más encendidas a las oscuridad de las mismas. ( De ahí, entiendo yo el rojo y el negro).
Al igual que le ocurría a Rosalía de Castro, esas tormentas interiores que daban paso a la más delicada poesia y sensibilidad. Al igual que ocurre en Julen…. desde los más tremendos odios( infiernos) a la más delicadas sensibilidades… ! que personaje con tanta pasión! : Es un personaje que salta de las páginas del libro y te embauca
A través del follaje perenne
que oir deja rumores extraños,
y entre un mar de ondulante verdura,
amorosas mansión,
de los pájaros, desde mis ventanas veo
el templo que quise tanto.
El templo que tanto quise….
pues no sé decir ya si le quiero,
que en el rudo vaivén que sin tregua
se agitan mis pensamientos,
dudo si el rencor adusto
vive unido al amor en mi pecho.
! ya que de la esperanza, para la
vida mia,
triste y descolorido ha llegado el
ocaso,
a mi morada oscura,
desmantelada y fria,
tornemos paso a paso,
porque con su alegria no aumente
mi amargura
la blanca luz del dia.
Contenta el negro nido busca el
ave agorera,
bien reposa la fiera en el antro
escondido,
en su sepulcro el muerto, el triste
en el olvido
y mi alma en su desierto.
!Otra vez! tras la lucha que rinde
y la incertidumbre amarga
del viajero que errante no sabe
donde dormira mañana,
en sus lares primitivos
halla un breve descanso mi alma.
Algo tiene este blando reposo
de sombrio y de halagüeño
cual lo tiene, en la noche callada,
de un ser amado el recuerdo,
que de negras traiciones y dichas
inmensas, nos habla a un
tiempo. Ya no lloro….. y no obstante,
agobiado y aflijido mi espíritu,
apenas de su carcel estrecha y
sombria osa dejar las tinieblas
para bañarse en las ondas
de luz que el espacio llenan.
Cual si en suelo extranjero me
hallase timida y hosca, contemplo
desde lejos los bosques y alturas
y los floridos senderos donde en
cada rincón me aguardaba
la esperanza sonriendo.
Dejaré estos dos links de música, una es Luz Casal con el impresionante gaitero gallego Carlos Nuñez, recomiendo que lo veáis en directo es genial este gaitero, magnífico, impresiona, lástima más conocido fuera de España y no aquí tanto, la enseñanza céltica demasiado.
https://www.youtube.com/watch?v=gdnVZE5I8Os
Aquí la misma canción del poema de Rosalía pero con María Do ceo, ¡ que encanto tiene la mezcla de galicia con Portugal!
https://www.youtube.com/watch?v=3zbuk-q53nQ
Publicado por: Teresa Cabarrush | 09/10/2014 en 10:33