Sol y sombra
A: ¡Cuánto me gusta el sol!
B: Yo prefiero la sombra.
A: Sin sol no hay sombra, que lo sepas.
B: Pero con sombra no hay sol.
A: No entiendo lo que dices.
B: No entiendes lo que sugiero.
A: ¡Adelante!
B: Si te fijas, la sombra,
que consideras tan sumisa,
puede ocultar al sol, como ahora mismo
A: Porque es de noche.
Los pájaros
A: ¡Mira! Dos pájaros peleando.
B: Sí, ya veo: el mirlo quiere echar a la bisbita.
A: ¿Pero por qué?
B: Pelean por su territorio.
A: No me gusta que lo hagan en mi jardín
B: ¿Y quién dice que es tuyo?
A: Es de mi propiedad.
B: Basada en un papel, mientras que ellos
heredarán la tierra.
La barbacoa
A: ¡Qué horrible barbacoa me han construido!
B: Parece una escultura moderna.
A: Es monstruosa, horrenda, atroz, desmesurada.
B: Testimonial, diría, no exageres.
A: ¿Por qué lo dices?
B: ¿Pues no son piedras desechadas?
A: Sí, sobraban o tal vez no servían para otra cosa.
B: Pues ahora, la barbacoa es la piedra angular de tu jardín.
A:¡Eso es una estupidez!
B: No, es un milagro patente.
El crepúsculo
A: ¡Cuánto tarda la tarde!
B: ¿Pero qué dices?
A: Que es muy largo el crepúsculo.
B: El ocaso.
A: Puesta de sol es menos pedante.
B: Y menos exacto.
A: Ya empiezas.
B: La exactitud en el habla es lo que nos distingue...
A: ¿De quién?
B: De ese pastor que ahí viene, por ejemplo.
A: Seguro que él lo dice mejor.
B: Hola, buen hombre.
C: A la paz de Dios, señores, ¿qué hay de bueno?
B: Aquí, viendo caer la tarde.
C: Si se percatan, siempre es hermosa la postura del sol.
A: ¿Qué te dije? Vox populi, vox Dei
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