El Papa Ratzinger ha recorrido España de oeste a este, de catedral en catedral, del pasado al presente. Dos días intensos que no han dejado indiferente a nadie, ni para bien ni para mal. Y lo segundo tiene que ver con lo primero, con la molestia que lo mejor produce en lo peor. Pienso que es por eso, y no por desprecio, por lo que determinados personajos de la vida política española se le han acercado como sobre ascuas.
No resulta difícil percibir bajo la máscara de Benedicto XVI a Joseph Ratzinger; podrán despreciar al pontífice, pero no al hombre, ni a la palabra que les sustenta y une. Cuando se ve lo que está pasando en España con la Iglesia católica, en particular y el cristianismo en general, es natural sentirse deprimido por la malvada estupidez de quienes la atacan con saña muy familiar. Incluso a los que no hemos formado parte de la Iglesia de una manera muy activa, se nos despierta ese espíritu evangélico que en vano intentan sofocar. Les guste o no,
Así es, querido amigo
Publicado por: julia escobar | 10/11/2010 en 09:45
Por más que se empeñen, y por muy bien que crean que les están saliendo las cosas; NON PRAEVALEBUNT.
Publicado por: rojobilbao | 07/11/2010 en 21:52