Acabo de ver el último episodio de la 7ª temporada del Ala Oeste de la Casa Blanca, mi serie favorita de entre aquellas a las que soy adicta (Mujeres desesperadas, Medium, Betty –la yanqui, por supuesto- y pare usted de contar porque a Urgencias le perdí la pista hace mucho) y he llegado a la conclusión, me imagino que nada original, de que a Obama le inventaron y construyeron estudiando muy de cerca lo que Aaron Sorkin, el guionista de la serie, hace con el candidato demócrata Matt Santos (Jimmy Smits) frente a un inteligente y muy poco republicano Arnold Vinik (Alan Alda). Antes de seguir quiero recordar que esta temporada final de la estupenda serie se hizo unos años antes de que apareciera en el horizonte político americano la gran esperanza negra. Por tanto, presentar a un hispano, totalmente desconocido, como candidato demócrata a la presidencia de los EE.UU. –no diré si lo consigue para no reventar la serie a quien no la haya visto– era ya una osadía impensable en la realidad. Desde luego, nadie podía decir que Sorkin se inspiraba en alguna promesa incipiente, pero recogía la general certidumbre de que dentro de no mucho podría haber un presidente hispano; para que hubiera uno negro parecían faltar muchos años.
Comentarios