“¿Cómo es de fuerte una nación? No sólo por los armamentos, no sólo por tener barcos, no sólo por sostener y movilizar ejércitos numerosos de mar y tierra. Las naciones son fuertes cuando desarrollan sus músculos por igual: cuando su ejército guarda proporción con su industria, su comercio, su cultura, su acertada administración y régimen… Colectivamente nos hemos debilitado, hasta hallarnos inermes frente al Destino en esta hora triste y memorable”.
(Emilia Pardo Bazán, De siglo a siglo, 1898)
“Si tuviéramos una idea clara y exacta de lo que hemos sido; si conociéramos nuestra historia sin leyendas ni ficciones, no sólo en períodos anormales, sino en el período normal de la vida, podríamos comprender fácilmente lo que podemos ser”.
(Pío Baroja, El tablado de Arlequín, 1904)
“A mí, dadme los viejos, los viejos caballos del tiovivo. No, no me entusiasman las ferias elegantes, con sus cinematógrafos y sus barracas espléndidas y lujosas… Dadme el tiovivo clásico, el tiovivo con que se sueña en la infancia; aquel que veíamos entre la barraca de la mujer-cañón y la de las figuras de cera.”
(Pío Baroja, Fantasías vascas)
“Desde el balcón del palacio de los marqueses de Linares, dominábase una perspectiva digna del pincel de Goya… Al frente, en perspectiva prolongadísima, la calle de Alcalá, por donde un río de gente bajaba a la plaza… Y en el fondo del cuadro, dominando con su mole la plaza, la calle de Alcalá y el Prado, alzábase el Banco de España, a guisa de alegoría o símbolo del poder del dinero, sin el cual no habría festejos, ni guerra en las Antillas, ni paz en el Archipiélago magallánico”.
(Emilia Pardo Bazán, De siglo a siglo, 1897)
“En cada calle, una mansión célebre; en cada mansión, un recuerdo literario; en cada recuerdo, un nombre valioso y querido, que a veces se refleja en una lápida”.
(Antonio Velasco Zazo, Panorama de Madrid)
“Noté en el Café de Madrid que el tema favorito de las conversaciones era el tema literario. Alguna vez se habló de pintura y de escultura, jamás de música ni de nada científico. En cuestiones políticas casi todos eran indiferentes”.
(Ricardo Baroja, Gente del 98)
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