"En Salamanca acaba de terminar una manifestación en la cual iban 500 mujeres llevando banderas con lemas que decían: No hay pan y hay hambre, queremos trabajo."
(El Imparcial, 19 de febrero de 1898)
“… ¿Y de qué vive una mujer no poseyendo rentas? Si nos hicieran médicas, abogadas, siquiera boticarias o escribanas, ya que no ministras y senadoras, vamos, podríamos…; pero cosiendo, cosiendo… Calcula las puntadas que hay que dar para mantener una casa… “
“Di otra cosa: ¿y no puede una ser pintora y ganarse el pan pintando cuadros bonitos?...”
“… ¿Y no podría una mujer meterse a escritora y hacer comedias…, libros de rezos o siquiera fábulas, Señor?”.
(Benito Pérez Galdós, Tristana, 1892)
“La mujer en España está autorizada para cursar en institutos y universidades; mas si lo hace, causa extrañeza e incurre en reprobación tácita o explícita; las familias no se atreven a desafiar el criterio general, y no queda a la mujer más salida que el matrimonio, y en las clases pobres, la mendicidad y la prostitución. Millones de mujeres españolas no saben leer ni escribir…
“Caso notable; las luchas por sostener el derecho de una mujer a regir el Estado ensangrentaron a España durante medio siglo; en el momento presente, otra mujer ciñe la corona; la mujer por consiguiente, puede en España hacer y deshacer ministerios, declarar la guerra y sancionar la paz, pero no despachar un expediente en una oficina. Error profundo imaginar que adelantará la raza mientras la mujer se estacione. Al pararse la mujer, párase todo: el hogar detiene la evolución y como no es posible estancarse…”
(Emilia Pardo Bazán, De la España de ayer y de hoy. Conferencia pronunciada en la Sorbona, en París, en 1898.)
“La mujer ha trabajado siempre; las labores más duras, más penosas, nunca se le han vedado en nombre de la debilidad y delicadeza de su organismo… Yo he visto a las mujeres, en mi tierra, segando, cavando, juntando el estiércol, trabajando en obras públicas chapuzadas de agua hasta el muslo, partiendo piedra, sin que nadie les preguntase si estaban encintas o lactando.”
(Emillia Pardo Bazán, De siglo a siglo, 1900)
“La mujer no hace las leyes ni puede siquiera designar al que ha de hacerlas; pero las sufre de lleno, sin atenuaciones; la penalidad es para ella igual en todo caso y mayor en alguno que para el varón.”
(Emilia Pardo Bazán, De siglo a siglo, 1901)
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