Estaba yo en Varsovia y me llamaste:
Mira que estoy aquí en Cracovia, solo,
Con toda una semana por delante.
Pues vente para acá, te contesté.
Ven tú, Cracovia es más bonita.
Tal vez –dije– quizás, no sé, quién sabe.
Tú misma –respondiste– y te enfadaste.
Me arrepentí, cogí y el tren y llegué.
Habías ido a casa, a recogerme.
Volví a subir al tren hasta Varsovia.
vino –dijeron– preguntó por ti
y de nuevo partió para Cracovia.
Y así los dos, de Varsovia a Cracovia,
yendo y viniendo hasta que nos hartamos,
sin discutir rompimos y ahora estamos
en Varsovia tú solo y yo en Cracovia.
Jope. La de veces que habrán pasado cosas parecidas. Al final, una termina por quedarse en Varsovia :) con mucho gusto.
Publicado por: Elvira Huelbes | 02/09/2016 en 17:38
¡Ingeniosamente divertido!, se agradece que riamos un poco ante un mundo tan triste.
Publicado por: Teresa Cabarrush | 27/08/2016 en 11:31