En mi juventud tuve un amigo que llevó la doctrina materialista hasta el extremo de no permitirse ninguna alegría, por considerarlo burgués. No tenía novia porque no quería expresar ninguna terneza. No daba limosna para exasperar los ánimos de los desposeídos contra los opulentos, y cuando por fin se casó con una hembra de la misma especie, ambos renunciaron al viaje de novios, no porque lo consideraran cursi, como podría ser excusable, sino porque les parecía una medida paternalista de la patronal.
Habíamos dejado de vernos hacía mucho tiempo y por lo tanto no sé qué hicieron cuando llegaron la democracia, El País y los suplementos de colorines pero me imagino que se adaptarían a las circunstancias y a los dictados aperturistas del momento, de los que no se libraron ni los más oscuros camaradas.
El otro día, al volver a ver la película alemana, La vida de los otros, su protagonista, un inspector de la policía política de de la felizmente extinta RDA -la Stasi- cuya caracterización de la mediocridad y la grisura es soberbia, me recordó a esos amigos que tenía ya casi olvidados y a todos los que, como ellos, parecían estar abocados al odio por convicción y fanatismo.
La vigilancia a la que somete el policía a un escritor adicto al régimen comunista, pone a este hombrecito gris ante un mundo insospechado de belleza y placer, y se produce un terremoto en sus convicciones, de consecuencias imprevisibles.
Al acabar la película pensé en la caída del Muro, en aquellos días de borrachera y graffitis y, sorprendentemente, me vino a la cabeza la frase de un cartel que cuelga en las calles de México DF, y que habría tenido su pleno sentido metafórico en aquellos momentos de euforia: “Prohibido aparcar a los materialistas en lo absoluto”.
Un lujo tenerte de comentarista, Elvira. Las frases publicitarias y los avisos callejeros son una mina, en particular, los de Iberoamérica. Bioy Casares tiene un libro entero sobre eso, "De jardines ajenos. Libro abierto". El titular es muy bueno pero lo de las mamaderas es todo un tratado de sociología aplicada, nunca mejor dicho. Muchas gracias.
Julia
Publicado por: Julia Escobar | 04/09/2016 en 11:05
Qué buena la frase del final, Julia. Me recuerda a algún titular de la prensa de Chile que leí en los kioskos de Santiago: "Se levantó la veda del loco". O el cartelito de una marquesina de la plaza de Armas: "Prohibido manosear la mamaderas"- Me encanta.
Publicado por: Elvira Huelbes | 02/09/2016 en 17:31