Trigésimo primer menú
Tortilla de cebolla/ Pecho de ternera con puré de patatas/Manzanas rellenas
(Franken, 14 de agosto de 1948)
Con la receta de Thomas Lieven se atragantan tres bribones
Tortilla de cebolla
Se toma pastaflora no endulzada o fina masa de levadura, se enrolla en una capa delgada y se llena con la misma un gran molde para tortas. Se calientan de 750 gramos a 1 kilo de rodajas de cebolla en 150 gramos de mantequilla, hasta quedar bien blandas y transparentes. Se deja enfriar la masa, se añaden 3-4 huevos enteros, batidos con algunas cucharadas de nata agria espesa, un pellizco de comino y sal. Se introduce la masa en el molde, se levanta uno de los bordes de la masa, cociendo la tortilla en el horno, hasta que se dore. Se sirve caliente en la mesa.
Pecho de ternera
Se toman filetes de ternera, se golpean bien, se sazonan con pimienta y sal solamente en uno de sus lados. Se unta este lado con algo de tocino, finamente picado, cebollas y perejil, se enrollan los filetes y se atan los rollos con hilo. Se rebozan los rollos en mantequilla hasta que se doren, se vierte nata agria, agitando con media cucharadita de maizena, se calienta lentamente y se salpimenta. Se sirve con puré de patatas y ensalada verde.
Manzanas rellenas
Se toman manzanas maduras, de un tipo no demasiado dulce; se pelan, se vacían cuidadosamente sin lastimar el lado del tallo. Se colocan en un molde bien engrasado, el hueco de las manzanas se rellena con azúcar, pasas y gelatina de frambuesa. Se adornan las manzanas con una nuez de mantequilla y se ponen a cocer en el horno hasta que queden blandas.
Nota: Uno de los títulos más famosos del escritor austriaco Johannes M. Simmel es la novela de espionaje No sólo de caviar vive el hombre, donde algunos de los capítulos van precedidos de un menú francamente apetitoso alrededor del cual se va fraguando la peripecia de la novela. No he conocido a nadie que haya recopilado –ni cocinado- esas recetas, pero me parece divertido intentarlo, y como no soy egoísta quiero compartirlo con los lectores de la quimera interesados en esa mezcolanza de ciencia y arte que es la gastronomía. Muchas de estas “propuestas”, como les gusta decir ahora a los periodistas, son realmente osadas y, como no es un recetario al uso, se echan en falta algunos detalles y explicaciones que facilitarían su ejecución. Si alguien lo consigue no dude en compartir en esta página sus conclusiones. Son exactamente 35 menús, casi todos ellos con cuatro platos: entrante, primer plato, segundo plato y postre, o sea, unas 140 recetas de lo que se supone es la cocina tradicional centroeuropea. Sin duda, afecta al apetito leerlas.
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