Trigésimo tercer menú
Ensalada primavera/ Schaschlik con arroz/Bananas asadas
(Nueva York, 19 de junio de 1957)
Esta comida ayuda a Thomas a atrapar al mayor espía soviético
Ensalada primavera
Se toma un pepino joven, pelado, rabanillos tiernos, huevos duros; se cortan en rodajas y se echan en una fuente. Se añade un poco de pimienta y sal y mucho eneldo finamente picado, puerro y perejil, y se mezcla también abundante nata agria. Se sirve la ensalada inmediatamente para que las rodajas de pepino no tengan tiempo de rezumar agua.
Schaschlik
Se toman filetes de un espalda de carnero, se cortan en lonjas de 2 centímetros de grueso. Se escabechan por lo menos doce horas en aceite de oliva, algo de zumo de limón, cebollas picadas, perejil, granos de pimienta y enebro, un diente de ajo aplastado, un chorro de vino. Se clava la carne, alternando con pedazos de tocino, sobre asadores se asan en la parrilla o en el horno, de modo que queden interiormente de un ligero color rosado.
Arroz
Se cuece una cebolla grande, finamente cortada, en una cacerola con mantequilla o aceite de oliva, hasta que queden blandas y adquieran un color amarillo dorado, se echa arroz seco, calentando aproximadamente durante diez minutos, agitando constantemente, pero sin que adquieran un color pardo. Se vierte después la otra mitad de agua hirviendo sobre el arroz, se sala ligeramente y se deja reposar durante treinta minutos en la cacerola bien cerrado sobre una placa encima de una llama floja.
Bananas asadas
Se toman bananas maduras, pero no demasiado blandas, peladas, se asan rápidamente por todos lados con mantequilla, se añade a la sartén algo de miel líquida, mezclada con un chorro de ron, se vuelven las bananas un par de veces cuidadosamente, rociándolas con el líquido y se sirven inmediatamente en platos previamente calentados, adornadas con almendras ralladas o terebintos.
Nota: Uno de los títulos más famosos del escritor austriaco Johannes M. Simmel es la novela de espionaje No sólo de caviar vive el hombre, donde algunos de los capítulos van precedidos de un menú francamente apetitoso alrededor del cual se va fraguando la peripecia de la novela. No he conocido a nadie que haya recopilado –ni cocinado- esas recetas, pero me parece divertido intentarlo, y como no soy egoísta quiero compartirlo con los lectores de la quimera interesados en esa mezcolanza de ciencia y arte que es la gastronomía. Muchas de estas “propuestas”, como les gusta decir ahora a los periodistas, son realmente osadas y, como no es un recetario al uso, se echan en falta algunos detalles y explicaciones que facilitarían su ejecución. Si alguien lo consigue no dude en compartir en esta página sus conclusiones. Son exactamente 35 menús, casi todos ellos con cuatro platos: entrante, primer plato, segundo plato y postre, o sea, unas 140 recetas de lo que se supone es la cocina tradicional centroeuropea. Sin duda, afecta al apetito leerlas.
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