¡Qué gran texto el de Victor Hugo en Los miserables sobre los monstruos y su residencia en la tierra! ¡Cómo describe el proceso de degradación humana! Tras su lectura, entendemos mejor la génesis de los podemitas. Lo cuento:
En “Marius” (Los Miserables, tomo T III, Libro VII, Patrón-mina, Capítulo I, Las minas y los mineros) Hugo habla de la teoría teatral del “Tercer subterráneo” que socava el cuerpo social y en el que hay cabida para el bien y el mal. Hay ahí minas inferiores y superiores, un arriba y un abajo. Unas se abren a la luz (la Enciclopedia, Cristo –Hugo dixit-) y cuanto más se profundiza, más misteriosos son los trabajadores. Hasta cierto nivel, el trabajo es reconocible, más allá es dudoso y mixto, más abajo, empieza a ser terrible. A cierta profundidad, las excavaciones ya no son permeables al espíritu de la civilización, se ha superado el límite de lo respetable para el hombre, los monstruos son posibles. Y sigue…
Pero hay que leerlo, hay que leer ese desigual pero inmenso monumento literario, que dicen inspiró "Guerra y Paz" a un Tolstoi, anonadado ante su grandeza, y que fue diversamente valorado: A pesar de la inmensa popularidad que dio a su autor y que tanto trabajo le había costado, tras la aparición de Los miserables surgieron voces discrepantes de las que se hace eco Simon Leys en Protée et autres essais, que se puede leer en español en Breviario de saberes inútiles. Ensayos sobre la sabiduría en China y la literatura occidental (El Acantilado, Barcelona, 2016): la de Henry James, entre otros y, muy curiosamente, la de Baudelaire, a quien le indignó la obra y expresó, cierto que por lo privado, su deseo, que nunca llevó a cabo, de escribir un Anti miserables, satírico (En mi novela, que mostrará a un canalla, un verdadero canalla, asesino, ladrón, incendiario y pirata, la historia terminará con esta frase: "Bajo los árboles que yo mismo planté, rodeado de mi familia que me adora, estoy ahora gozando en paz de la recompensa de mis crímenes").
En España, Emilia Pardo Bazán reacciona ante la unanimidad de los elogios y en su obra La literatura francesa moderna. El Naturalismo lo tacha de "literatura de segundo orden, porque no llenando las exigencias del arte, tampoco son eficaces en doctrina" y lo compara a Los misterios de París (1843) de Eugène Sue, en quien ella sospecha que Hugo se inspiró: "Sea de esto lo que quiera, y aun cuando las fechas puedan sugerir más malicia de la que conviene, no hay manera de no ver la influencia de Sue en Los miserables" .
En cualquier caso, hay que rendirse ante él, como ante las catástrofes naturales, las plagas y las grandes batallas. Hay muchos libros dentro de ese libro; sus extensas digresiones -sobre los pilluelos de París, las basuras, las alcantarillas (al que he aludido más arriba), Napoleón y Waterloo, las barricadas, entre otros- son dignos, sin el menor desdoro, de edición aparte. Pero qué digo, no puede ser, si se dejara sólo la peripecia sentimental de Cosette y Marius, y las desventuras del ex presidiario Jean Valjean, la obra ya no se podría llamar "Los miserables" y era necesario que así fuera.
Victor Hugo, Los miserables, traducción de María Teresa Gallego Urrutia, Alianza Editorial, Madrid, 2013
Comentarios