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Diciembre 2005.- Yo creía que el blog iba a terminar con mi diario pero no es así; lo duplica. De hecho ayer me pillé a mí misma abriendo el fichero “diario”para anotar: “He empezado un blog con el propósito de terminar con este diario, pero veo que lo único que hago es duplicarlo. Descubro también que el blog tiene un componente aún más narcisista que el diario, puesto que tu reflejo en la página es contemplado al instante por los otros, incluso comentado. Espero que el desconcierto, no exento de atractivo que me produce este hecho no sea más que esa etapa inicial que se tiene en todo desarrollo, como cuando el niño se contempla la mano, preguntándose si será suya, y luego la dibuja pasando el lapicero por el contorno. Pura identidad prolongada.” Caigo en la cuenta de que caigo en la trampa y en vez de cortar por lo sano, paso al fichero “blog” para transmitir ese descubrimiento. Si sólo somos dos, la del diario y la blog, y no paro de viajar de mí a mí, pienso en los tejemanejes de Fernando Pessoa, para atender, y al mismo tiempo satisfacer, a todos sus huéspedes internos. Pero ya quisiera.
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