Los españoles hemos pasado de una total indiferencia por nuestro entorno a no movernos sin una guía, sobre todo sin una guía gastronómica. La moda viene de los setenta, cuando la “gauche divine” intentó conciliar su fuerte poder adquisitivo con el marxismo e importó de Francia, que siempre es una garantía revolucionaria, una “nouvelle cuisine” más cercana a Javier Domingo y a Vázquez Montalbán que a Álvaro Cunqueiro, Néstor Luján y Juan Perucho, y aprovecho para recordar que Tusquets acaba de reeditar la famosa Historia de la cocina española, obra de estos dos últimos.
Pero de esas guías a los planos hay distancia, y aún estamos muy lejos de emular a esos turistas extranjeros que permanecen horas parados bajo la lluvia, o a pleno sol, en la esquina de una calle cualquiera, con la cara hundida en un mapa. Esta imagen siempre movió a risa al lugareño español, que nunca comprendió que los “guiris” se empeñaran en mirar durante horas en un papel lo que podían encontrar en un segundo preguntando a cualquiera. Excepto si eso ocurre en Galicia, donde el lenguaje eco, que el gallego comparte con el portugués (esto es, responder a alguien con otra pregunta) convierte una sencilla pesquisa en una verdadera novela.
Por ejemplo, si usted pretende llegar a una posada, vamos a llamarla “do peixe”, más le valdría ser extranjero y mirar un mapa, porque si se lo pregunta a un campesino genuinamente gallego, éste le contestará sin vacilar: “¿La posada do peixe?”, “Sí”, dirá usted, algo inquieto y él, en vez de sacarle de dudas, insistirá: “¿Van ustedes a la posada do peixe?”, y así durante algún tiempo hasta que usted acabe contándole su vida en capítulos y de interrogador pase a convertirse en eso que los antropólogos llaman un verdadero informante. Sólo entonces se apiadará de usted y le dirá, por fin, dónde se encuentra esa posada do peixe a la que usted desesperaba de poder llegar algún día y que se encontraba precisamente a su espalda. Creo que esto explica porqué Galicia ha dado siempre tan buenos escritores.
Publicado en la Gaceta de los Negocios el 18 de julio de 2003
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