La vida nos lee. Por eso encontramos el libro preciso en una librería abarrotada o la placa del escritor venerado en una calle, por la que pasamos al azar.
Me ocurrió el otro día en esa librería llamada TUUULIBRERIA.ORG, donde los libros ni se venden ni se compran. Te llevas los ejemplares que quieras (no más de siete) y a cambio tú les llevas los que a ti te sobran en casa, o bien das un óbolo para contribuir al mantenimiento de tan benemérita institución.
No sé si estaré desvelando un secreto, pero parece todo muy honrado y legal y el local, donde se apilan desde el suelo hasta el techo filas interminables de libros con los títulos bien a la vista, en un orden elemental aunque suficiente para un lector avezado, es para el bibliómano recalcitrante lo que pueda ser para el coleccionista de cualquier otra cosa un establecimiento similar donde pudiera hacer lo propio.
No contaré las joyas que he encontrado allí para no despertar al tigre dormido y me deje sin presa, pero vuelvo al principio: a que la vida nos pone en el camino lo que nos interesa en ese momento, por muy absurdo que, unos años atrás, nos hubiera podido parecer ese encuentro. Y así, ahora que a raíz de mis estudios sobre Huysmans, me veo metida en el mundo de los conversos, me encuentro el otro día un ensayo del gran Carlos Pujol, titulado Siete escritores conversos, entre los que están Joseph Joubert, Léon Bloy, G.M.Hopkins, Chesterton, Edith Sitwell, Evelyn Waugh y Max Jacob. Como verán, muy bien elegidos. Y leyendo la trágica historia del judío Max Jacob, detenido por la Gestapo en 1944 y muerto en el campo de concentración de Drancy, me encuentro con que en su conversión al catolicismo tuvo una importancia crucial su gran amigo Picasso. Aquí doy a palabra a Carlos Pujol:
"El 18 de febrero de 1915, en la capilla de Nuestra Señora de Sión, Max Jacob era bautizado. Su padrino fue Picasso, no precisamente un apóstol de la fe, pero por ser español Max le consideraba un católico nato. Se le impone el nombre de Cipriano, elegido por el padrino que le regala un ejemplar de La imitación de Cristo. Al la día siguiente recibe la primera comunión."
Sí, la vida nos lee.
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