(La Gaceta de los Negocios, 8 de marzo de 2002)
Las leyes que acaba de promulgar la Comunidad de Madrid contra el alcoholismo entre los jóvenes deberían de sacarnos los colores. Es la consecuencia inevitable de un triple fracaso: de los padres que no han sabido imponerse, de los educadores que se han sentido desbordados, cuando no indiferentes y, sobre todo, de una sociedad maleducada y jactanciosa (compuesta entre otros por dichos educadores y padres) que basa su cultura, supuestamente “mediterránea”, en la bebida y en la calle, jaleados todos, además, por una generación que hasta hace nada identificaba ambas cosas con la lucha contra el poder, desde ese mismo poder, lo que agrava su necedad.
La queja de que “las administraciones públicas” tienen que buscar alternativas de ocio para que los niños no se pongan ciegos de alcohol los fines de semana, me llena también de estupor. Para empezar, me consterna que se abarate el problema utilizando la jerga sociológica, con la que se pintan como nuevas cosas que en realidad son sumamente viejas. Dichas alternativas ya existen desde hace mucho tiempo –también el alcohol y sus demonios– y precisamente lo que busca la alegre muchachada es huir de ellas. Se llaman lectura, cine, charla, teatro, música, arte, estudio, deporte, amor. Cosas cuyo disfrute el alcohol merma hasta un punto insospechado y digo esto porque a veces los jóvenes, en su timidez y confusión, piensan que algunas de ellas “molan más” en estado de embriaguez o previo.
La adolescencia, a pesar de que pueda parecer lo contrario, es una fase muy dura, donde nada está todavía demasiado claro, y esa incertidumbre, unida al descabellado sentimiento de inmortalidad propio de esa etapa, felizmente transitoria (Goethe decía que la juventud estaba muy bien siempre que no durara demasiado) es lo que la hace tan peligrosa. Hoy en día, es más difícil salir indemne de la adolescencia que de la infancia, porque desgraciadamente no existen vacunas ni contra estupidez ni contra los ogros y los desaprensivos que se aprovechan de ello.
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