"Divina", novela de Françoise Mallet-Joris.Traducción de Elena Cano e Iñigo Sanchéz Paños. Alfaguara, Madrid, 1992.
Esta novela, vigésima cuarta de su autora, premio Fémina 1958 y miembro de la Academia Goncourt, se lee de un tirón, cualidad a la que no es ajena aquí la traducción; no es, sin embargo, un libro conyunturalmente superficial como podría deducirse del llamativo tema: la historia de un rápido adelgazamiento llevado a cabo por una tenaz y obesa profesora de enseñanza media que, retada por el destino, decide romper de una vez por todas con el que ella cree incómodo cliché en que le había encerrado su voracidad.
Al adelgazar, Divina, diminutivo de Ludovina, comprueba asombrada que no sólo era gorda porque a ella misma le interesaba serlo, sino que, en cierto modo, también a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo les convenía que lo fuera y que, por tanto, ser gorda era la opción vital más fácil y menos conflictiva para ella. Descubre, asimismo, no sin amargura, que su gordura –como la de cualquiera- es su manera de defenderse de la vida para, entre otras cosas, estar exenta del sufrimiento, del sufrimiento del amor, por ejemplo.
Cuando ya ha alcanzado un peso razonable Divina se pregunta: “¿Con cuántos kilos puede una mujer pedir para el hambre? ¿Con cuántos puede decir: ”Te quiero”? ¿Con cuántos: “Me gustas”? Y luego pone el dedo en la llaga: “Pero si es que ella no quiere decirlo”, y maldice las circunstancias personales que la han arrastrado a esa situación, maldice su cobardía y esa ceguera voluntaria que le ha llevado a renunciar a la felicidad y al dolor, refocilándose en una gordura que la eximía de cualquier responsabilidad, que la redimía de los pecados de los “otros”, los delgados, los que son odiados, temidos, reverenciados, deseados e imitados y experimentan, a su vez, esos movimientos del alma.
Ácida y corrosiva reflexión, como lo es también el sorprendente final y el París que ella habita, que ha dejado de ser la sofisticada y cosmopolita ciudad de la leyenda dorada para convertirse en una urbe multirracial, cruel y compleja.
(reseña publicada en el suplemento cultural de Diario16 el 20 de agosto de 1992 con el título de "Las gordas también lloran)
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