Una de mis lecturas favoritas para relajarme y refrescar la cabeza tras una ardua jornada de trabajo, por así decirlo, serio, es la de leer léxicos y catálogos. Y mirando una pila que tengo apartada a esos efectos, me encuentro que en el Catálogo Nº 7 de la Llibreria Antiquaria Turmeda (Palma de Mallorca) hay dos referencias sobre Jorge Guillén bastante controvertidas y curiosas
La primera es su traducción del poema de Paul Claudel A lo mártires españoles, publicada por la Secretaría de Ediciones de la Falange, Imprenta Alemana de Sevilla, 1937.
La segunda, con el pseudónimo de Jorge Villén, la Antología Poética del Alzamiento 1936-1939, Imprenta Cerón, Cádiz, 1939.
Ambas necesitan glosa.
Julio Rodríguez Puértolas, en su Historia de la Literatura Fascista Española, vol. I, pp. 213-214, explica la presencia de Jorge Guillén en su libro por su traducción del poema de Claudel (porque, claro, lamentar el asesinato y tortura de centenares de religiosos es muy censurable) y lo hace con palabras del propio Guillén:
“Me sorprendió la guerra en Valladolid; estuve preso en Pamplona del 4 al 9 de septiembre de aquel año 1936; de nuevo en Sevilla, donde era profesor, se me formó expediente y quedé “inhabilitado para cargos directivos y de confianza”; antes de salir de la Península me vi obligado a poner en español un poema de Claudel. Son páginas sin derecho a figurar en una posible colección de mis textos, porque no es mío y no reconozco como mío más que lo firmado libremente por mí […] La sangre había llegado, en efecto, al río, durante aquella guerra, y a un nivel de circunstancias que produjeron aquel acto de pluma sometida.”
(El subrayado es mío. Por cierto, dejando de lado lo poco loable de sus declaraciones, el poeta hizo mal en no querer incluir en sus obras su versión de Claudel porque es la mejor traducción que le conozco, desde luego infinitamente mejor que El cementerio marino de Paul Valéry).
En cuanto a la segunda referencia, es, sin duda, espuria. Esa confusión entre los dos Jorges no es sólo del catálogo dónde lo vi, sino que ya había producido engorrosos comentarios y exculpaciones. Al parecer, y no puedo tampoco dar una fuente fiable, Jorge Villén era el secretario de José María Pemán. Pero seguro que esto hay por ahí alguien lo sabe
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