Úlimamente me ha parecido ver algunas noticias relacionadas con Urueña, en las que se demostraba que disfrutaba de buena salud, y he rescatado este artículo que publiqué en La Gaceta de los Negocios el 7 de mayo de 2007 con el título de "Urueña y los libros", sobre ese extraordinario lugar de singular destino. Ahí va:
A pocos kilómetros de Tordesillas, histórica ciudad donde el emperador Carlos V tenía aparcada a su incómoda madre, “la loca” doña Juana, hay otra villa más recoleta cuyas murallas funcionan como una barrera contra el tiempo
El nombre de esa extraordinaria fortaleza es Urueña y ahí, atraídos por la abrupta belleza del lugar, han encontrado refugio algunos artistas. El folklorista Joaquín Díaz es uno de ellos y estoy segura de que, en su calidad de músico, el silencio ha sido uno de los atractivos que más ha valorado a la hora de instalarse y de montar su museo.
No es fácil encontrar tal conjunción de circunstancias favorables para la soledad y el recogimiento. Terreno anfractuoso, barranqueras, imposibilidad de destruir la perspectiva con un urbanismo lineal, ni siquiera caprichoso, estricta y luminosa aleación de piedra y aire y cielo. La Castilla que soñaron los escritores del noventa y ocho.
Así como Tordesillas es un cruce de caminos inevitable para transitar a un lado y otro de España (esa es su cara y su cruz), por Urueña no se pasa, sino que se topa uno con ella, suspendida en un altozano, brillante y cercana como una aparición o un espejismo de verano.
Hasta hace poco casi nadie la conocía y su emplazamiento era como un secreto entre los pocos iniciados que iban a visitar la cercana iglesia mozárabe de San Cebrián de Mazote o la de Santa Anunciada, la única muestra en Castilla del románico catalán. Otro exotismo.
Pues bien la Junta de Castilla y León ha tenido la idea de convertir ese insólito lugar en la primera Villa del libro de España. Esta iniciativa culminó el año pasado con la concesión de diez librerías, a un precio simbólico, para que se instalaran en ella profesionales del sector. También cuenta con un centro de promoción del libro donde celebrar reuniones y tenidas de escritores.
Es difícil, en este país tan poco lector, no sentir cierto escepticismo sobre el porvenir de esta iniciativa pero resulta imposible no solidarizarse con ella. ¿No es la lectura la actividad que mejor se adapta al silencio? La música no podría encontrar mejor aliado.
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