Un año cualquiera desde mañana mismo: El desarrollo de la electrónica ha conseguido que el libro de papel desaparezca de la circulación. No es una operación de aniquilación de la cultura, puesto que ésta se conserva en formato electrónico y es de libre acceso. Se trata de una medida ecológica y punitiva, de gran envergadura, propiciada por la Sociedad de Naciones en el marco de la lucha contra el calentamiento global.
Los editores no dudan en reconvertirse de inmediato, pero desaparecen las librerías que han sido cerradas todas, incluso las de ocasión y las anticuarias, para acabar con la afición a la lectura en papel. No obstante, a pesar de la legislación en contra, un grupo de bibliófilos rebeldes, con los fondos de sus propias bibliotecas, crea una red de librerías clandestinas donde se llegan a pagar sumas desorbitadas, simplemente para tocar u oler un libro.
Esta situación da pie a una ley y una policía del libro y a la creación de centros de desintoxicación en videotecas. Los bibliófilos tienen que esconderse y, muchas veces, permanecer huidos. Pronto, empiezan a tener signos externos de su condición: tienen los ojos rojos, no llevan gafas, caminan encorvados, incluso huelen mal: huelen a libro.
A partir de aquí, todo desarrollo es posible.
Comentarios