La Gaceta de los Negocios, 2 de mayo de 2006
Tengo un amigo que desde que los catalanes están en el plan ese de quedarse con todo -archivos, fiestas, celebridades, territorios, - mira con lupa el origen de los productos alimenticios originarios de Cataluña para boicotearlos. Esta decisión le ha obligado a cambiar drásticamente las costumbres gastronómicas de la familia y, además, a tardar el doble en hacer la compra. Según él, la presencia obsesiva de productos catalanes en los anaqueles de los supermercados demuestra hasta qué punto estos insolidarios compatriotas saben “sacar tajada” de todo. Lo que más le molesta a mi amigo es la pretensión de “chupar del bote” de la Hacienda nacional hasta limites que rozan la injusticia comparativa.
He entrecomillado esas expresiones -sacar tajada y chupar del bote- comunes en nuestra lengua y en todas, no sólo porque al tratarse de productos alimenticios vengan muy al pelo, sino porque, en pocos días, dos políticos de esa autonomía las han usado en español, añadiendo inmediatamente “como dicen en Madrid”. Como madrileña, cada vez que oigo esta coletilla se me dilata el corazón de orgullo castizo. No hay mayor homenaje a nuestra capitalidad que atribuirnos el uso exclusivo de la lengua española castellana, como la llamó Covarrubias.
Casticismos aparte, no sé cómo se expresan en catalán esos conceptos tan familiares para ellos, pero seguro que tienen sobradas equivalencias y si lo han usado en castellano es para degradarnos, como esos vascos que insultan en español para no contaminar el vascuence. O como cuando, en los primeros tiempos del doblaje al catalán, decidieron humillar y rebajar el castellano haciendo hablar en este idioma a los indios de las películas del Oeste. El catalán lo honraban poniéndolo en boca de John Wayne, hasta que cayeron en la cuenta de que como los indígenas eran los oprimidos y los americanos los opresores, según su lógica perversa y victimista, tenían que invertir los términos.
Después de la estupidez, nada estropea más una lengua que el resentimiento y la propaganda.
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