Luis Ruiz Contreras era un escritor, traductor de Anatole France y editor de "Revista Nueva", dónde publicaron todos "los del 98", nuevos y viejos: Valle Inclán, Pío Baroja, Azorín, Maeztu, Unamuno, etc. Ruiz Contreras fue adelantando en revistas y diarios estas memorias, y en 1945 las publicó en forma de libro.
Destaco dos descripciones, especialmente significativas para entender esa época finisecular. La primera es la del interior de su nuevo domicilio:
"Al trasladarme del número 6 de la calle del Escorial al 27 de la calle de la Madera, con los muebles y libros que tenía y otros que adquirí, organicé un espacioso y artístico estudio. No le consentí a Gabaldón que lo publicara en Blanco y Negro, como se proponía, porque -le dije- tal vanidad es propia de políticos y de toreros. Ahora me agradaría contemplar la imagen de aquel nido donde, por primera vez, se reunieron -implumes aún- los pájaros que habían de ser con el tiempo águilas... y buitres.
Amueblaban aquel espacio un bureau francés, una mesa escritorio, tres mesitas auxiliares, cuatro sillones, dos meridianas, doce sillas, un hermoso parabán japonés (bordado con sedas brillantes, no en oro muerto), dos inmensas estanterías con libros, cuadros al óleo, excelentes dibujos, una panoplia de armas antiguas y, en mesa revuelta, bajo un cristal encuadrado, las cuartillas del primer acto de Juan José. De tal modo estaban dispuestos los muebles en torno al diván circular, coronado por un hermoso jarrón y a los dos lados del parabán japonés, que podían hablar y escribir con independencia varios grupos".
La segunda, es la descripción de un piscolabis, ofrecido en 1906 por Ruiz Contreras en el estudio anteriormente descrito:
"Las "provisiones" eran las siguientes: Un pavo asado, una gran fuente de langostinos, ensalada con escabeche, huevos y otras añadiduras; tres panes de kilo, una arroba de cascajo (nueces, avellanas y piñones), doce botellas de Valdepeñas tinto y seis de blanco, una de ron, otra de cazalla, una bandeja de turrones y ¡un jarro de agua! La sopa y el café saldrían calientes de la cocina".
"Eran los invitados Ramón del Valle Inclán, Joaquín Dicenta, Emilio Fernández Vaamonde, Antonio Palomero, Luis Gabaldón, mi Luisito (de siete años) y yo".
(Luis Ruiz Contreras, Memorias de un desmemoriado, Colección Crisol, Aguilar, 1945).
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