5 de septiembre - La primera vez que leí que el diablo fue el primero en reconocer que Jesús era el Hijo de Dios, fue en Simone Weil. Pues bien, en el Evangelio de hoy se destaca este dato, así como la gran contrariedad de Jesús, supongo que porque no le gustaba que se enteraran los demás por boca de su principal enemigo.
No daré ni golpe en mis trabajos serios pero ordenando la biblioteca "del fondo del jardín", me encuentro con un libro de artículos de Dionisio Ridruejo, "Sombras y bultos", en el que entre otras muchas y sabrosas anécdotas, cuenta que tras una conferencia de Eugenio Montes alguien alabó su originalidad, su talento. "Esto ya lo había dicho Eugenio d'Ors", se atrevió a comentar el marqués de Lozoya. "¿Compara usted un águila con una gallina?" replicó el otro y Lozoya apostilló: "Un águila que se ha comido una gallina".
6 de septiembre.- Hay por aquí un pollero que pone ópera a sus gallinas para estimular la puesta. A la luz de las dramáticas revelaciones sobre las sevicias a las que son sometidas tan frágiles criaturas se me ocurren algunas muy adecuadas: La Traviata, la Bohème, Rigoletto, Madame Butterfly, Tosca y, hasta si me apuran, para las mas frívolas, Carmen.
Pienso en esas frikis de las gallinas, dizque veganas, que ni siquiera se plantean qué fue antes, si el huevo o la gallina; como no han leído a Artaud no saben que "cada célula lleva su propio huevo y nos lo propone; pero al huevo le importa poco que lo elijan o lo rechacen".
7 de septiembre.- Ponen en Radio 2 la canción de Machín, "Angelitos negros" y buscando documentación al respecto veo que en el Museo del Esquí de Cercedilla, localidad madrileña de la que se habla mucho por la trágica muerte de una esquiadora famosa, hay un angelito negro, procedente de un retablo. Pero hay otros ejemplos, como he podido ver en un artículo sobre el pintor renacentista mulato Correa, que no se olvidó de ellos.
Entre el éxodo de veraneantes y el fresquito que impera, son pocos los que se atreven a pasear para despedir el día. Un lugareño con el que nos encontramos, nos dice cómplicemente: "hacen muy bien en salir, el agua de lluvia no quita riego". Eso no es un refrán, es una parábola.
Paseo vespertino por el camino verde que va a la Ermita:
Acaece la tarde como un hecho de armas: fuego y sangre.
Comentarios