Pensando en la 'cuestión palpitante', recordar que Cervantes le hacía decir a don Quijote: "No es posible que el mal ni el bien sean durables y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien esté ya cerca."
A propósito de pandemias leo en un libro de Laura Spiney, "La grande Tueuse" (la mal llamada gripe española) que esta pandemia planetaria causó más bajas que la Primera y Segunda Guerra Mundiales. La historiografía sobre esa "gripe española" se disparó a partir de 1990. En cuanto a su origen se menciona China, Kansas y otras hipótesis pero está totalmente descartado que saliera de España, elegida para darle nombre por ser un país neutral.
Ante una crisis como la del coronavirus se oyen decir tales melonadas a ciertos "especialistas" que ganas dan de decirles lo que Godoy al conde de Aranda (no me pregunten a cuento de qué): "Habla usted de cosas que ignora, como si hubiera estudiado para no saberlas".
Vivimos en un mundo deslocalizado y descolocado (¿pero no es lo mismo?, me dice mi consejera áulica en cuestiones relacionadas con doña Realidad) en el que la "noticia del día" es algo que empezó ayer y va a pasar mañana. ¿Y hoy? Pues a verlas venir.
Pensando en lo que está sucediendo en el gobierno de España con esta crisis viene al caso esta cita Chesterton: "La razón nos proviene de Dios y cuando las cosas son poco razonables, créame, es que sucede algo." (El secreto del padre Brown).
Me han llamado del hospital -donde estuve de noviembre a enero por una operación de peritonitis- para pasarme las consultas vía teléfono. Fue todo muy bien, pues me hicieron las pruebas antes del colapso. Las curas ya parece más difícil.
Hace ya tiempo que llevo un régimen de reclusión moderada, y en cierto modo voluntaria, por razones que no vienen al caso, sin que por ello mi libertad se viera mínimamente mermada. Pues bien, ha bastado que "decreten" la reclusión forzosa para sentirme en arresto domiciliario.
Tres consejos para pasar el arresto domiciliario en solitario: No te quedes en pijama y vístete aunque sea para abrir al repartidor. No te muerdas las uñas hasta después de la ducha. No te enamores de los repartidores ni les invites a entrar en casa: pueden estar infectados.
Pero, claro, este no es el momento de hacer recriminaciones, dicen... excepto ellos, que pueden hacer lo que les de la gana. Como dijo Stalin, el maestro de algunos de ellos, cuando le preguntaron si no temía las repercusiones en Occidente de las grandes purgas: "se lo tragarán todo".
Terminó el Consejo de ministros pero no habrá rueda de prensa hasta Dios sabe cuándo. Lógico, tienen a Lenin dentro (y sin mascarilla ni bozal, pese a su exposición al coronavirus, vía "cenital", que diría Pich i Pon): quiere aprovechar para limitar las libertades más lo preciso.
Creo que el sector ultraizquierdista comunista (verbigracia Podemos) del gobierno está ralentizando las medidas porque ya le dan vueltas a la oportunidad de limitarlas de alguna manera. ¡Pensar que la causa de la libertad está en estos momentos en manos de los socialistas!
A la luz del positivo de Begoña Gómez el Consejo de Ministros fue de alto riesgo. No puedo creer que Sánchez se enterara ayer por la noche de que su mujercita daba positivo, como si fuera un menestral cualquiera que vuelve a su humilde morada tras una dura jornada de trabajo.
Si es tan importante testar masivamente a grupos extensos, ya tienen por dónde empezar: los que asistieron a la manifestación del 8M y al mitín de Vox, así como a los partidos de fútbol en abierto desde que estalló la crisis; los que se sepan (hay fotos) y los que se presenten. Quien busca, encuentra.
Esta situación es una guerra mundial, dicen, pero cada país combate por su lado y la estrategia de sus generales es bastante errática. Otra cosa la diferencia de una guerra convencional: en esta última la gente hace en mayor o menor medida "una vida normal". No es este el caso.
¿Habrá negacionistas del coronavirus como dicen que los hay del cambio climático? Seguro, a algunos los hemos oído y visto hasta hace poco minimizando su existencia y su amenaza. Son sus verdaderos aliados, ellos y la brigada de desmoralización a la que sin duda pertenecen.
Ahora que, por fin, todos saben lo que estar enfermo, o poder estarlo, los que gozaban de una salud insultante y consideraban a los crónicos una carga social, habrán empezado a comprender el valor de sobrevivir a toda costa.
Me escribe una amiga desde París: "Ayer, las municipales: todos juntos votando y hoy 'nous sommes en guerre!' y todos en casa. ¡Vaya chaparrón en un momento!"
La verdad es que Sánchez tardó un poco más después del 8M. Así nos pudimos contagiar mejor.
Y en Madrid un amigo como no la dejan ver a su hermana hospitalizada se queja: "¡Es como en la Rusia soviética!". Llama a esto "la situación Ajmátova": no saber nada de un ser querido, sino que está sufriendo. No veo la similitud pero me callo por respeto a sus sentimientos.
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