¿Quién iba a decirme que a mi edad alcanzaría tal grado de entusiasmo y exaltación en la lectura de este libro fundamental, mal leído y peor interpretado en mis años mozos? ¿Es nuestro destino -y esto lo podría haber expresado magistralmente Ismael- enterarnos de todo al final?
Moby Dick, además de tener uno de los comienzos más impactantes de la literatura universal ("Call me Ishmael"), junto a "La heroica ciudad dormía la siesta" (La Regenta de Clarín ) y "Gallia est omnis divisa in partes tres" (La guerra de las Galias de Julio César) es uno de esos libros "sagrados", que lo contienen todo, una suerte de libro-biblia, como lo era el Robinson Crusoe de Daniel Defoe para el mayordomo de "La piedra lunar", de Wilkie Collins. Hay unos cuantos libros que entrarían en esa difícil categoría.
Aquí van algunas muestras en la traducción de José María Valverde:
«Queequeg era nativo de Rokovoko, una isla muy lejana hacia el oeste y el sur. No está marcada en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca.»
«¡Ay de quien trate más de agradar que de horrorizar! ¡Ay de quien, en este mundo, no pretenda deshonor! ¡Ay de quien no sea sincero cuando ser falso sea la salvación! ¡Sí, ay de quien, mientras predica a los demás, es él mismo un réprobo!»
Tolerancia religiosa según Melville: «Digo yo que los buenos cristianos presbiterianos deberíamos ser caritativos en estas cosas, y no imaginarnos tan altamente superiores a otros mortales, paganos o lo que sean, a causa de sus ideas semidementes en estos aspectos».
«Las cosas más maravillosas son siempre las inexpresables; las memorias profundas no dan lugar a epitafios».
«Oh Tú, gran Dios democrático, que no rehusaste la pálida perla poética al negro prisionero, Bunyan; Tú, que envolviste, con hojas doblemente martilladas del más fino oro, el brazo mutilado y empobrecido del viejo Cervantes; Tú, que elegiste a Andrew Jackson de entre los guijarros, que lo lanzaste sobre un caballo de guerra, y que le hiciste tronar más alto que en un trono! ¡Tú, que en todos tus poderosos recorridos por la tierra siempre escoges a tus campeones más selectos entre la realeza de los sencillos; sosténme en esto, oh Dios!».
Continuará..
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