Yo tenía una asignatura pendiente de 4° que me trajo mucho tiempo de cabeza en 5° con el profesor que la impartía. Era por los setenta. No diré su nombre ni de qué carrera se trataba, por respeto.
El caso es que anoche, cincuenta años después de ese episodio más que superado, soñé que, enfadada con el profesor X porque me había vuelto a suspender la de 4°, comprometiendo gravemente mi futuro (asi me parecía entonces), entré en tromba en su despacho dispuesta a salir con un aprobado.
Mi entrada asustó tanto al pobre hombre que cayó desmayado sobre el escritorio y yo, aterrada grité: ¡he matado al profesor X! Entonces se oyeron unas voces que exclamaban: ¡Qué bien! Y me desperté.
El mundo de los sueños es inescrutable... y asaz previsible.
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