15 de mayo de 1995. Llegada a Barcelona a las 17 horas, a las nueve menos cuarto me recoge Beatriz de Moura en el hotel. Vamos a cenar a su restaurante "El Bistró 106" en la Calle Aribau mismo número. Asiste también a la cena Juan Cerezo que se va a hacer cargo del libro. Beatriz reúne las características necesarias para ser la legítima heredera de la "Escuela de Barcelona". Tengo mucha curiosidad por lo que me puedan contar esos “testigos” a los que voy a entrevistar, aunque dudo que pueda servir de algo, ya que las memorias son de Jaime Salinas, no de ellos, pero Jaime insistió en que las hiciera. En realidad creo que lo que quiere es saber cuál es la opinión que tienen sobre él, cómo si ellos no supieran que luego se lo voy a contar todo, aunque le contaré lo que me parezca que deba contarle, por supuesto.
16 de mayo de 1995. Paso por Tusquets, para conocer "Les lieux". Un lugar lleno de encanto pero harto angosto. Hablo extensamente con Juan Cerezo del libro de Jaime y de mi novela, así como de mi postura frente a la traducción. A la tarde voy chez Carmen Balcells. Carmen me recibe, encantadora y al mismo tiempo feroz y terrible. Me cuenta cosas que se pueden sintetizar como sigue:
- Ella no fue propuesta por Victor Seix ni por nadie para dirigir el departamento comercial, pero como le gusta mucho su leyenda, me pide que no le deshaga el equívoco a Jaime. La realidad es que fue ahí porque conocía a Carlos Barral y trabajaba para Vintila Horia en la agencia literaria que tenía éste. Carmen propuso a Barral llevar todos sus libros en exclusiva y lo consiguió. Carlos le puso como condición que su mujer, Yvonne, trabajara con ella, cosa que duró sólo un año porque felizmente se quedó embarazada, ya que era un desastre. Admite que Jaime Salinas hizo mucho por ella, entre otras cosas casarla. Carmen también se considera la inventora de Jaime Salinas. Jaime le servía de chófer a ella y a su marido (que por cierto está enfermo y me dice que se lo diga) y se ocupaba de su coche en todos los sentidos.Admite que le pidió consejo sobre lo de la Agencia literaria, o mejor dicho que lo recibió porque Jaime era muy aconsejador y el único de todos ellos que, al haber estado en América, era sensible a ese tipo de profesiones, recuerda que Jaime le dijo: "Puedes ser agente literario, pero no te lo tomes en serio". Nunca trabajó en Seix Barral y siempre mantuvo su independencia frente a todos. También le debe mucho a Carlos Barral, así como a los demás editores: según ella, gracias a la ineptitud y tozudez de todos ellos, los autores se echaron en sus brazos. Todavía recuerda cómo Carlos quiso convencer a Vargas Llosa de que la dejara y tratara directamente con él haciendo que así no tuviera que declarar impuestos con lo cual denotaba que no solo engañaba a los autores sino también a Hacienda.
En toda su conversación Carmen traduce una gran crispación, un gran rencor hacia esa gente de la que dice que eran muy brillantes, muy cultos pero tontos, todos sin excepción y a la cabeza, Carlos Barral. No parece perdonarle que le atribuyera tendencias lésbicas, pero dice estar por encima del bien y del mal. Para terminar me propone que trabaje para ella. Se trata de un proyecto tan secreto que no lo puedo desvelar ni a mi ordenador[i]. Quedamos en que la volveré a llamar antes de marcharme. Por la tarde, regreso al hotel y hago otras llamadas. Mi cansancio es tal que no puedo ni siquiera salir a cenar.
17 de mayo de 1995. Diferentes llamadas para quedar, entre otras con Gracia Rodríguez (el jueves a cenar) y concertar citas con los “testigos” que es para lo que he venido. A la una me paso por Edicions 62 donde conozco a José María Castellet quien, además de adelantarme unas cuantas cosas, me cita para el día siguiente. Nos vamos Montserrat Sabater y yo a comer al Bistró. Montse se muestra desconcertada ante mi papel en este asunto. Creo que la saco de dudas pero parece una mujer muy lista y difícil de engañar. Es evidente que me ha calado, más o menos. Aunque al principio también es reacia a hablar, al final se desmarca con un chorreo de historias.
a) Carlos Barral, un megalómano, contradictorio, señorito y necio, cobarde y perrazo.
b) Jaime Salinas, un tiranuelo, especializado en tiranizar mujeres, en particular secretarias embarazadas, un cominero y un organizador nato a quien le encantaba tener una legión de mujeres a sus órdenes. Montse recuerda su relación con Carmen Balcells como una de esas mamás que se buscaba Jaime. La verdad es que la propia Carmen me dijo que ella inventó a Salinas (Salinas me dice que él inventó a Carmen) y que le conducía el coche y le servía de mecánico y de chófer. Montserrat creía que yo pertenecía a ese tipo de siervas del Señor. De esto chitón a Jaime que piensa que Montserrat le adora.
c) Rosa Regás, una individua de mucho cuidado
De todo esto se traslucen dos mundos: uno el de los jefes y otro el de los subordinados Motnse pertenece evidentemente al segundo. Frase estrella de la entrevista a propósito de Carlos Barral, pero que se podría extender a toda la generación, exceptuando a Salinas: “No se daba cuenta de que en el mundo también había ingenieros." Otra anécdota interesante. En uno de los pasillos en Formentor oye a un policía decir: "prefiero este comunismo de lujo que..." se queda sin oír el resto. Otros datos proporcionados el 19-5-95 por Montserrat Sabater sobre el Prix International (tiene documentación de 1961-62 y 67) 1967 -Túnez la delegación española estaba compuesta por Carlos Barral, Victor Seix, José Maria Castellet, Salvador Clotas y Ana Castellar
Por la tarde paso por Tusquets para recoger lexatines que me han conseguido gratis et amore. Me encuentro con Toni López Lamadrid que me anuncia que aún tenemos que cenar juntos. Me dice Beatriz que será el viernes por la noche con ¡Juan Luis Panero!, el pasado siempre vuelve. Regreso al hotel sobre las 5,30h. Hago llamadas y me marcho al puerto olímpico, ceno fuera, sola y mal en un supuestamente magnífico restaurante de la Barceloneta. El barrio me impresiona: es la Barcelona auténtica, pescadora y proletaria, supongo. Nápoles, lleno de ropa tendida, una mezcla de Barrio de la Concepción y poblado canario.
jueves 18 de mayo 1995.- Cita con José María Castellet que me vuelve a hablar del grupo. En síntesis, esta es su teoría:
- Es un grupo que se caracteriza por el sentimiento de amistad y a quienes une un mismo deseo pedagógico y político que conscientemente utilizan donde pueden para hacer doctrina, primero con la Revista Laye y después con la editorial de Carlos, concretamente Biblioteca Breve. Jaime Salinas para él es un componente del grupo que se integra cuando éste está ya formado, pero que a pesar de eso tiene un puesto inmediato y una integración óptima. Representa para ellos una figura mítica: el exiliado, y el hijo de uno de esos poetas emblemáticos de una generación emblemática. Su función en el grupo es fundamental: les abre la puerta a ese mundo intelectual y literario del exilio y su cosmopolitismo y multilingüismo les pone en contacto con la edición internacional. Por eso se crea el Premio Formentor y el Prix International. Hay además, una voluntad firme de crear una biblioteca de literatura contemporánea. Me recomienda y me regala los libros de Laureano Bonet sobre la revista Laye y su propio libro sobre retratos (Anagrama). Todo bien. Me dice que él fue director del comité de lectura, pero nunca director literario. Destaca la figura de Joan Petit y de Víctor Seix por encima de la de Barral. Los otros consejeros fundamentales serían, además de él, Jaime Gil de Biedma y Gabriel Ferrater.
Esta mañana recibo una llamada de Beatriz para que vaya a la tarde a las 7,30 a la libreria Laye donde Carme Riera presenta un libro de Fanny Rubio y así podré ver a las dos. Pero antes tengo cita con Luis Marquesán, el ex de Jaime Gil. He tenido que llamar a Gracia para encontrarnos en la librería Laye y desde ahí ir al restaurante. Llamaré también a Carmen Balcells para quedar con ella mañana, pues mi única obligación será la cena con Beatriz, Toni y Panero.
Entrevista con Luis Marquesán. Luis es un hombre maravilloso, grueso, de unos sesenta años, millonario, educado y al mismo tiempo con cierta zafiedad mediterránea, mejor dicho, levantina, fisicamente me recuerda a Michel Piccoli. Me manifiesta su extrañeza por el raro planteamiento del libro. No comprende por qué tenemos que hacer una cosa tan rara y tan original. Lo atribuye a las cosas de Beatriz y a las maniobras inconscientes y malévolas de Jaime Salinas de quien dice cosas nada favorables que no le pienso transmitir, aunque sospecho que tal vez le gustaría oirlas. Que es retorcido, que puede hacer muchas putadas que no conoce término medio: o eres maravilloso o te borra del mapa. Es un espantoso enemigo, excepto si te teme. Para Luis, con este planteamiento que se ha organizado del libro en realidad Jaime está buscando el conflicto, quiere que yo me harte y le diga que no lo hago, de esa manera le "obligo" a que él tampoco pueda hacerlo. Marquesán piensa que a Jaime no le puede satisfacer nada compartir conmigo ni con nadie la autoría del libro. Y si es él quien lo ha propuesto es para hacerlo todo más difícil y martirizarme un poco, porque le gusta hacer la puñeta. No obstante, me recomienda que sea astuta y paciente, que cobre mi dinero, trabaje lo menos posible y le baile el agua, porque Jaime es una persona encantadora a las buenas y beneficiosa para sus protegidos. En cuanto a la etapa en que él lo trató me dice que ellos ya eran un grupo de amigos (se resiste a considerarlo una escuela ni nada parecido y se muestra muy acerbo y muy crítico respecto a esas clasificaciones universitarias). Que él recuerde cuando se incorpora Jaime al "grupo" éste está formado por Jaime Gil de Biedma, Gabriel y Juan Ferrater, José Agustín Goytisolo y el propio Luis Marquesán, amén de Carlos Barral, por supuesto. También está Manuel Sacristán a quien nadie toma en serio. No hay ninguna finalidad regeneracionista ni nada que se le parezca entre esa gente universitaria, joven y juerguista, excepto el propósito firme de pasárselo bien y de pervertirse lo más posible. Hubo épocas, en particular en la etapa en que Carlos se casó y recibían él e Yvonne en San Elías, en que incluso hubo un complot para echar a Jaime del grupo, el promotor eran Luis y Manuel Sacristán lo propiciaba porque no podía soportar a Jaime ya que éste era antimarxista y anticomunista y se expresaba en términos muy duros hacia los comunistas. La tertulia se trasladó luego a Muntaner 520, al apartamento de Jaime Gil de Biedma. Lo que les caracterizaba sobre todo era cierta complicidad lingüística, y una fuerte anglofilia frente al afrancesamiento de Carlos Barral. El grupo pone tienda generacional cuando lo de la Colección Colliure y se corona con la famosa Antología de Castellet -según Marquesán, el tonto oficial del grupo- que en realiad la hicieron Carlos y Jaime (Gil de Biedma,supongo), incluso el prólogo. Este grupo se desbarata en el año de 1962.
Tengo que dejar a Marquesán a las 7 pasadas porque he quedado en la librería Laye con Gracia para lo de Fanny. No me resisto a referir el evento aunque en principio nada tenga que ver con Jaime. En un estrado supuestamente informal estaban sentados Manuel Vázquez Montalbán, Fanny Rubio, Carme Riera y un poco apartado Horacio Vázquez Rial. El público de lo más variopinto. Gente de la edición, algunos los conocía, como las dos chicas de Planeta, Mariona y Silvia, mi amiga Gracia Rodríguez, Pere Gimferrer, con quien me cité para el día siguiente y que no paraba de mirarme, José Agustín Goytisolo, histriónico y por lo tanto tan patético como genial, Lola Díaz, de Alfaguara y catalanes para mí desconocidos. Cuando llegué estaba hablando Manolo y dijo putadas y gracias en el mismo tono de siempre. Se las rieron. Luego, Carme Riera tomó la palabra y tuvo una intervención antológica. Con una agudeza increíble nos hizo caer en la cuenta, y también a Fanny, de que había en su texto una sospechosa profusión de "aes", muchas "aes", lo cual, sin duda, no era en modo alguno inocente. Esa propensión a la vocal más abierta de la ya de por sí escasa variedad vocálica castellana era, para Carme, la clave tal vez de muchas cosas de las que ni siquiera la autora era consciente. Por ejemplo, ¿había reparado acaso la escritora que la A, es, ¡oh colmo del simbolismo! no sólo la primera vocal sino la primera letra del alfabeto? ¡Quiá!, Fanny, avergonzada, tuvo que admitir que no había reparado en ello. Pobrecita, víctima del pecado original de las vocales... Pero ahí estaba Carme para explicárselo y facilitarla en el futuro, un mejor planteamiento temático. Leyó, para ilustrar su hipótesis, una frase en la que las "aes" predominaban de manera casi perequiana (de Georges Perec, quiero decir), pero Fanny seguía sin admitir su culpa, ni siquiera inconsciente. Como no había manera de estirar más el argumento, Riera decidió terminar la faena recomendando a los asistentes que hicieran lo que ella claramente no había hecho: leer la novela. Después, Fanny tomó la palabra pero no mencionó para nada su inconsciente uso de la "A". Su protagonista es la mano esa que pasea una grabadora en las entrevistas televisivas, una doña nadie periodista que la toca vivir una aventura prodigiosa, al socaire de algo que le pasa a alguien que de verdad vive. Lola Diaz, desde la barrera, pidió al público que interviniera pero éste no se animó mucho, excepto Goytisolo (José Agustín) que contó cosas demenciales -y por lo tanto graciosas- sobre los diccionarios de María Moliner y de Pompeu Fabra. Fue el mejor. En plena intervención de Fanny, Horacio (hasta ese momento yo no entendía por qué estaba en el estrado, como medio retranqueado, como si en realidad no estuviera) me pidió que me sentara junto a él (era un banco continuo e informal, pues el local era en realidad un café). Lo hice y nos preguntamos mutuamente sobre nuestra sorprendente presencia en aquel lugar, tan lejos de nuestra mortífera ciudad amada. Me comentó que él estaba haciendo de "Juan Cruz" y yo le dije que estaba trabajando en las Memorias de Jaime Salinas. Hicimos una alusión cruel a la mísera existencia que llevamos -¡Que cosas hay que hacer!, le dije, y añadí: "somos los silenciosos cómplices del verdugo"-, él asintió entre triste y divertido y luego, cuando ya J.A Goytisolo dejó de decir paridas, nos levantamos para tomar la copa que nos ofrecían. Estuve poco tiempo porque habíamos quedado con el marido de Gracia en el restaurante pero me dio tiempo a hablar con las de Planeta, con Pere Gimferrer, con el grandioso pelele Goytisolo, con Carme Riera A Lola Díaz la besé y nos dijimos lo mismo: ¡Qué raro vernos aquí!, lo cual, bien mirado es una tontería porque Barcelona es un apéndice de Madrid y más de uno tuvo que admitirlo. Fanny también me dio grandes besos y abrazos por eso de que es muy madrileña y la encanta encontrarse a sus paisanos. Luego me comentó, muy en serio, con mucha pasión, que esta segunda novela suya la había ya marcado definitivamente como novelista y que ya nunca podría escribir un solo verso ni un maldito ensayo porque en la novela están todos los géneros contenidos. Finalmente, Gracia y yo nos fuimos al restaurante.Gracia es traductora pero ahora trabaja con Miquel Roca a quien nos encontramos esa noche.
19 de mayo 1995. En Seix Barral con Pere Gimferrer. Me retraso un cuarto de hora . Me saca el reloj y me dice que como he llegado tarde yo me lo pierdo porque no puede concederme más que lo que me había dicho, hasta las cinco y media. Me pregunta si le voy a grabar. Parece decepcionado porque no voy a hacerlo. Me limito a tomar notas. Tomando carrerilla y casi de una tirada me dice, más o menos lo siguiente:
- "Conocí a Jaime Salinas en el año 67 en Alianza Editorial, que por aquel entonces él dirigía. Desde entonces le frecuenté de manera intermitente. Me contrató para traducir a Ausías March, que me pagó espléndidamente y que fue un bestseller por culpa de los propios valencianos porque en TVE Pérez Muntaner provocó una polémica sobre el catalán y el valenciano, ya que el libro decía que había sido traducido del catalán. La verdad es que me lo pagaron muy, muy bien para la época e incluso para ésta. Yo trataba con Claudio Guillén y con Jaime Salinas. Incluso firmé un contrato para una Fundación Huarte. Lo de Ausias March fue premio nacional de traducción entre las lenguas españolas. Jaime recogió el premio, él se acordará de la ceremonia de entrega. El libro se presentó en la Fundación March, lo hicieron José Angel Valente y Frances Vicens. Entre el público recuerdo que estaban Rosa Regás, Pedro Bohigas, Valente, Imelda, etcétera. También me contrataron un Ramón Lull pero no llegó a hacerse y no me lo pagaron. Otro proyecto fue el de Orlando Furioso.En mi discurso de ingreso en la Academia (que te recomiendo leas) cuento muchas cosas. Jaime pasó a recogerme a mí y a otros amigos en un taxi a casa de Aleixandre y no se atrevió a decirnos que el taxi estaba esperándonos. Cuando mucho después salimos de la casa, ahí estaba el taxi. Comimos en el Ruperto de Nola, Juan Benet, Jaime Salinas y Juan José Millás. Cuando hicieron a Oliart ministro de energía hubo un apagón y Jaime dijo que era culpa suya y quería llarmarle para ver qué pasaba. Yo me incorporé a trabajar en Seix Barral en el 70, cuando ya había cesado Barral y estaba Juan Ferrater como responsable literario desde el 68/69. En el comité de lectura al que me incorporo estaban Castellet, Clotas, Félix de Azúa, Gabriel Ferrater."
Gimferrer, que es lo más parecido a un ornitorrinco, desgrana una serie absurda e incoherente de referencias a Joan Petit y afirma que quiere mucho a Jaime Salinas, tanto que es la única persona que conoce su casa. También su mujer le quiere mucho y es amigo de ella. Cuando Jaime enfermó se interesó por él pero nunca consigue encontrarle en su casa. Me dice que Jaime nunca creyó que él (Pere Gimferrer) pudiera llegar a ser un auténtico ejecutivo de editorial pero, mira tú por donde, se equivocaba, porque lleva ya un potorrón de años y aún no se ha quedado calvo ni nada (sic). Luego me habla de que él, Gimferrer publicó un artículo sobre Juan Goytisolo en 1964, a instancias de Jaime porque éste quería romper con el tabú que existía en la Revista contra Juan, ya que al parecer se había metido en algún sitio con Ortega y Gasset. Ese artículo, titulado "Riesgo y ventura de Juan Goytisolo" era en realidad un prólogo para Aguilar. Gimferrer ve a Jaime como un intelectual y no como un agente intermediario y se extraña de que los demás no le vean así.
Por la noche; la última que paso en Barcelona, a las nueve y cuarto, en el Bistró de los Tusquets, cena con Toni López Lamadrid, Beatriz, Juan Cerezo y Juan Luis Panero. Pero esta es otra historia que alude a un pasado común, cuando éramos unos jovenzanos y Juan Luis era pareja de Mercedes Carranza, compañera mía del Liceo Francés. Juan Luis Panero también me habló de Jaime. Me dijo que durante una época comían juntos una vez al mes y me encarga que le de muchos recuerdos. Llamé a Ymelda Navajo que trabajó con él en Alianza Editorial y ahora está en Barcelona dirigiendo el grupo Planeta, pero no podía recibirme y quedó en llamarme la semana que viene en Madrid. También hablé con Yvonne Barral que no me dio la impresión de ser nada tonta y que supo escurrir el bulto con tenacidad y eficacia. Al día siguiente, vuelta a Madrid, a ver cómo le cuento todo esto a Jaime.
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[i] La oferta de Carmen Balcells consistía en contratarme para procesar y redactar las memorias del barón Thyssen, de lo que hablaré en su momento. Este viaje a Barcelona, fue un encargo de Jaime Salinas con el que estaba colaborando en la redacción de sus memorias que iba a publicar la Editorial Tusquets. Trabajamos durante dos años, aproximadamente pero al final, como en cierto modo había previsto Marquesán, Jaime prescindió de mi ayuda y “rompió a escribir” por sí solo. El resultado es un primer volumen de Memorias que publicó en Tusquets y consiguió el Premio Comillas, como era de esperar:
(http://www.tusquetseditores.com/titulos/tiempo-de-memoria-travesias-memorias-1925-1955)
El manuscrito del libro que yo le escribí está en mis anaqueles, así como la transcripción de mis entrevistas con él. Como ningún editor me va a proponer su publicación, tal vez me decida a “colgarlas” también en este blog, ahora que estoy en la Eternidad y puedo disponer de todo el tiempo del mundo. El año pasado, 2013, Juan Cruz sacó un libro de conversaciones que tuvo con Jaime por la misma época:
http://www.alfaguara.com/es/libro/jaime-salinas-el-oficio-de-editor/
Otrosí, algunas otras entradas sobre Jaime Salinas
http://laquimera.typepad.com/laquimera/2011/03/recordando-a-jaime-salinas.html
https://books.google.es/books?id=bR8JAgAAQBAJ&pg=PT170&lpg=PT170&dq=julia+escobar+jaime+salinas&source=bl&ots=
http://www.libertaddigital.com/opinion/ideas/habla-memoria-1276209049.html
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